Ni siquiera era necesario esperar a que se hiciese de noche; estaban siempre. Desde que regresó a la casa de sus padres pudo percibir que estaba llena de ruidos.

Pensaba, hace ya tiempo, que eran espejismos que se tornaban ausencias. La gente se va, las ausencias se quedan…Es injusto, las ausencias, como las sombras deberían de irse con sus dueños y no quedar como almas en pena; por las esquinas, sentadas con desgana en los sillones; o maltumbadas sobre las camas en su eterno insomnio.

Es lo más jodido del tema; que permanecen, obedeciendo a un sombrío empeño y a un indefinible cometido. Y es que en ellas no reparamos hasta que llega un momento dado; el de un desamparo; el de una desdicha; el de una infelicidad… Están, porque siempre están, pero saben cuando es su momento de actuar… y mientras tanto se mantienen ocultas y expectantes.

Las omisiones, en forma de extraños ruidos que acababan percibiéndose más con la piel que con los oidos, se repetían a cualquier hora; en cualquier sitio. Podían rozarle la espalda por la noche y hacerle despertar sobresaltado; o podía él mismo advertir sus airados portes mientras trabajaba en su despacho; incluso podían estorbarle el paso al cruzar por el pasillo, con sus transparentes pero innegables manifestaciónes.

Tanto se acostumbró a ellas, que un día se le ocurrió pedir papel higiénico a una de esas ausencias…et Voila!, se lo trajeron.

Después, medianamente confiado en el primer éxito antiexistencial y autoconfirmándose en la existencia propia, pidió unos garbanzos con bacalao…y le fueron dados, exquisitos además… !¡Vaya!¡…pensó, soy el rey del reino del no estar. Soberano de las no presencias.

Aún con alguna reticencia y recluso de su soledad, se le ocurrió pedir un domingo, a eso de las seis de la tarde... una morena, de culo zumbón.

Lo dicho, le tocaron a la puerta…, la nueva vecina, morena; sublime culo… Un cepillo de dientes pidió. Claro, recién mudada…lo había perdido. Cogió uno nuevo que guardaba para las visitas que nunca llegaron y ella se fue sonriente y agradecida.

Se hace de día, se hace de noche, la vecina se lava sus dientes.

Mejor no duermo. Y si tocan a la puerta…?