Te fuiste
dejando tu perfume
embebido en mi tierra.
Tierra que he llovido
una y otra noche,
en lágrimas de pena
transformándola en lodo.
Pero cada mañana
al comenzar el día
aún huele a vos.
Moldeada en sábanas
que extrañan tus curvas
toma forma y sigue.
El sol la seca cada día,
y las grietas se agrandan más
como preparándose
a drenar mas lluvia.
Si un día el viento
te vuelve a traer,
no creas que llueve dolor.
Será la emoción
que nutrirá esta tierra
para que puedas
echar raíces en ella.
Texto agregado el 29-01-2004, y leído por 157
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
29-01-2004
siempre queda la esperanza detras del adios, bella! inesita
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