Capullo
(Sebastián A. LS.)

Hubo quien rasgara la cara del pervertido,
un rostro como el mío, así tan hombre, tan desinhibido.
Hubo quien la desnudara entera,
la arrodillara y dirigiera con las manos en su cabeza.
Hubo quien propiciara el placer por ser mujer
y quien, en como yo, inhalara su barba llena de ira el aliento milagroso.
Hubo quien erguida chupara.
Hubo gemidos desprendidos de una intensa sensibilidad.
Hubo quien la abriera de piernas,
colocara sobre su árbol genealógico
y resbalara hacia su dentro.
Hubo quien complacido apetito
como un capullo envuelto en sus brazos,
medio dormido y medio despierto,
dañó su voluntad.
Hubo quien viera mi cara lastimada,
sus senos y mejillas sonrojadas.
Hubo quien sintiera pura belleza,
quien durmiera
y despertara
aún dentro de ella.