En mi mundo hay luces, oscuros rincones,
reflejos tenues del eco de tus palabras en otra voces.
Ante la ausencia de sonido lo imagino, …
construyo tu imagen desde mi espejismo.
Cuando estoy sola, me pregunto en silencio:
Cuán real es lo que creo? Cuánto de ello se correponde contigo?
Por eso añoro tus palabras… son quienes pueden rescatarme del abismo,
este abismo frío y loco, donde solo hay espacio para el desatino
de creer que estás presente, que piensas lo que yo digo,
que el sueño dorado que siempre tuvimos
se anida en nuestras almas y vuela al infinito
llenando el corazón… el tuyo y el mío.

Sueño, sueño que estás conmigo, y no sueño tus manos,
sueño tus palabras rebozantes de contenido
que vuelan, flotan, me rodean ahora mismo
diciendo todas las cosas que quise oír algún día,
y traduje en mil idiomas, muchas veces sin sentido.
Por qué no puedes hablar? No me cargues las espaldas
con las dudas más terribles que puede generar mi alma,
cuando no puedo esperar, me lastima no escuchar,
y me vence la nostalgia… entonces vuelvo a intentar…
No me empujes a llorar con lágrimas de metal,
a sufrir la resignación, el silencio, la soledad,
a interpretar el mundo desde el lado subjetivo
que invento cuando no hablas e imagino.
Por favor, dí lo que sientes,… amor mío.