Tengo una cajita con olor a anís.
La cuido recelosa del tacto de la ciudad.
La miro por las noches y me duermo con el olor a anís en mi nariz.
Cuando pequeña y temía a la soledad de las noches, mi madre me hacía pensar en globos de muchos colores soltados al viento. Ella me transmitía la alegría de dejarlos en libertad, así que siempre los imaginé separándose en el cielo.
Hoy, mi cajita es un pedacito de mi alma que se esconde en el metal, y trata de guardar el recuerdo de esos globos multicolores en un espacio pequeño que antes fue el albergue de chicles gringos.
Mi cajita con olor a anís guarda mis miedos y mis dolores
Pero transmutados en alegrías y esperanzas con el tiempo.
Texto agregado el 26-10-2006, y leído por 170
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Lectores Opinan
02-11-2006
sencillez y una zambullida a los recuerdos... bello relato sendero
30-10-2006
Bien. Yo también te extráño, sigue escribiendo. altoparlante
30-10-2006
si le contaras a alguien tal cual lo que aquí escribes, se perdería en el aire la riqueza de esta transmutación; (sólo) aquí me imagino una cajita en la que se albergan globos de colores dispersándose en el sabor a anís... asociando además a los chicles gringos que para tí algo significan; no sé, me encantó leerte. ednushka