En Busca de la Magia Perdida
Buenas noches damas y caballeros, bienvenidos al espectáculo de hoy en donde conocerán las historias de mis viajes y escucharán los consejos de este gato que puede hablar y actuar. Seguramente se preguntarán por qué estoy vestido con botas. No, no soy ese gato en que están pensando. Mis botas me las coloqué el día que comencé a recorrer el mundo en busca de una respuesta a una pregunta que debería interesarles mucho. ¿Por qué el hombre perdió la magia? Así es, he averiguado que hace mucho tiempo ustedes eran tan mágicos como el resto de los animales y que, por algún motivo, perdieron esa capacidad. Hoy, bajo la gigantesca carpa de este circo de espectáculos, les daré la respuesta.
- El público aclamó sorprendido mientras nuestro protagonista, el Gato, se sentaba en un escritorio en el medio de la pista central y comenzaba su relato. Esto es lo que dijo.
Yo solía ser un gato doméstico, habituado a la tranquilidad de un hogar en donde me alimentaban muy bien, me querían y me sentía plenamente a gusto. Mi amo era un niño de cinco años, el que jugaba conmigo desde el momento en que llegaba del colegio hasta que se dormía. ¡Que tiempos aquellos, y cómo quería yo a ese niño! Sus manos definitivamente eran mágicas, bastaba que me acariciara para que yo perdiera la noción del mundo y sólo sintiera deseos de ronronear.
Todo comenzó una noche de diciembre, mi amo trajo desde colegio un dibujo que él había pintado y que representaba a un hombre gordo, de barba blanca, con un gorro y traje de color rojo. Mientras jugaba conmigo él me decía que le había pedido a ese hombre que me trajera desde su fábrica de juguetes una nueva cama. Ese niño era muy generoso, estaba usando su magia para pedir algo para mí, y desde ese día lo amé aún más que antes. Sucedió que luego de dormirse sus padres fueron a su habitación y, mirando el dibujo, comentaron:
- ¿Hasta qué edad crees tu que será conveniente que el niño crea en él?
- Creo que todavía es muy pequeño y que podemos hacer que mantenga la magia por otro par de años.
¿Que mantenga la magia? ¿Es que la magia se le acabará? ¿Acaso ese caballero gordo no existiría más? ¿Me quedaría sin mi nueva cama? La última pregunta fue la primera que descarté, no podía pensar en mí cuando sus propios padres estaban dispuestos a quitarle la magia a mi amado amo. ¿Por qué querrían hacer eso? No parecen personas malvadas. ¿Cómo le quitarían sus poderes mágicos a mi amo y amigo?
- En ese momento nuestro protagonista se pone de pie frente al público, se acerca a un mueble en el escenario y realiza la mímica de colocarse un par de botas (que ya tenía puestas desde antes) mientras le dice a la audiencia:
¡No lo pude soportar! Tenía que descubrir qué estaba pasando y evitar que sus propios padres le quitaran los poderes mágicos a mi querido amo. Me coloqué las botas y salí de la casa decidido a encontrar la forma de que mi amigo pudiera mantener su magia. Debía encontrar alguien que conociera más de la historia del hombre y de cómo habían usado la magia durante su existencia para poder encontrar la causa del por qué querían quitarle la magia a mi amigo.
Decidí viajar hacia la montaña, donde se cuenta que existen los animales más antiguos que aún habitan nuestro mundo. Caminé por semanas hasta que encontré la Montaña Oscura, el lugar en donde unas águilas me dijeron que aún se escuchaban los lamentos de un triste y viejo dragón que todavía guardaba celosamente su tesoro.
- En este punto, nuestro amigo Gato comienza a caminar agachado y sigilosamente de lado a lado por la pista del circo.
Como ustedes saben, los dragones son de las especies más peligrosas que hay. Si ese dragón llegaba a pensar que me interesaba su tesoro, estaba perdido. Además deben recordar que los dragones son maestros en lo engaños, y debes convencerlos con palabras si no tienes la valentía necesaria para enterrar una espada entre las escamas de su pecho. Entré con mucho cuidado en su cueva y, desde una gran distancia, logré sentir el olor a azufre y el calor de su aliento. Luché contra mi miedo y me acerqué más. Estando a su lado dije:
- ¡Ejem, ejem!. - El dragón abrió a medias un ojo, me vio y contestó.
- Hola pequeño animal, puedes pasar, pero por favor no intentes robar nada de mi tesoro porque me vería obligado a levantarme y matarte, y estoy muy cansado para eso.
De seguro el dragón me estaba engañando y sólo deseaba que yo me acercara más a su lado para atraparme. Me quedé donde estaba y hablé.
- ¡Saludos glorioso y grandioso dragón, amo y señor de la Montaña Oscura y de todos los valles vecinos! - El dragón abrió ambos ojos con una expresión de sorpresa y respondió.
- ¿Desde qué tiempos vienes, pequeño amigo? ¿Vienes a robarme mi tesoro?
Me quedé sin respuesta, si le mentía empezaría el juego de engaños en el que nadie supera a los dragones. ¿Y si él estaba diciendo la verdad? Eso iría contra todo lo que sabemos acerca de los dragones, pero hace tanto tiempo que nadie ve uno, que es probable que todo lo que se dice de ellos sea mentira. Me decidí a contarle la verdad, corriendo el riesgo de ser devorado por la bestia.
- Estoy buscando información acerca de los hombres y de cómo ellos llegaron a perder su magia - Mi sorpresa fue mayúscula al escuchar su respuesta.
- Si hubieses venido unos siglos atrás de seguro te habría devorado por inventar una mentira tan ridícula, pero ahora, como no he visto un ser humano durante mucho tiempo, te creo.
El dragón me contó parte de su historia, de varios encuentros con famosos caballeros, y de cómo los derrotó uno a uno. Cada vez que algún gran señor de otros tiempos perdía un tesoro, una caravana de caballeros partía en su busca hacia todas las moradas conocidas de dragones. Muchas veces recuperaban su tesoro y él perdía a sus amigos, pero otras ellos triunfaban. ¡Esos eran días gloriosos! - dijo el dragón - Con el tiempo ocurrió un cambio, cada vez que un gran señor perdía un tesoro, ya no partía en busca de los dragones, sino que partía a algún reino cercano a buscar el tesoro robado por otro gran señor, y en caso de no encontrar el suyo, de todas formas robaban el del otro rey. El dragón fue de esta forma perdiendo enemigos y con ellos las ganas de luchar e incluso de robar más tesoros. Se escondió cada vez por más tiempo en lo profundo de su cueva y dejó de salir al mundo exterior.
Agradecí mucho al dragón antes de marcharme y lo que ocurrió luego es algo que nunca había leído en ningún libro de caballeros y dragones: él me entregó una piedra preciosa que era parte de su tesoro y me dijo:
- Baja por la ladera oeste de la montaña y encontrarás una pequeña entrada a un mundo subterráneo. En él habita un grupo de enanos que tienen una historia que contarte y que te ayudará con tus respuestas. Sólo promételes esta piedra preciosa y ellos hablarán lo que tú desees.
Así es como me encaminé a la ciudad mina de los enanos en la Montaña Oscura. Siguiendo las instrucciones del dragón encontré fácilmente la entrada y me sumergí en su interior. Al poco andar me encontré con un enano de larga barba cana, quien me dijo:
- ¿Quién anda ahí y qué lo trae a nuestra ciudad?
- Vengo enviado por el dragón de la Montaña, quien les envía este presente a cambio de algunas respuestas.
La codicia de los enanos por los tesoros es bien conocida, y ellos no pudieron resistir el encanto de la piedra que yo les mostré.
- Está bien gato forastero, comienza con tus preguntas y te responderemos.
Creo que la conversación que siguió a continuación fue la más larga que los enanos hayan tenido con alguna otra persona o gato en mucho tiempo, porque como ustedes también deben saber, ellos son muy poco comunicativos y difícilmente se les puede sacar más de dos palabras juntas.
Me contaron una historia preciosa del tiempo de los abuelos de sus abuelos. Creo que ustedes la conocen, es aquella que trata de una princesa que debió escapar de una reina por que era muy bella, y que después se encontró con siete enanos, quienes la cuidaron luego que la reina logró hechizarla y ella parecía haber muerto. Los enanos decidieron mantenerla en un cofre de vidrio para adorarla hasta que apareció un apuesto príncipe, quien al verla se enamoró perdidamente de su belleza y con un beso rompió el hechizo.
Luego de contarme la historia me comentaron que hacía siglos que no escuchaban que ocurriera nada parecido por los alrededores. Cumpliendo con nuestro trato, les entregué la piedra y al mismo tiempo les comenté acerca de mi misión. Ellos quedaron tan agradecidos con la joya que me alentaron a seguir adelante y me hicieron un regalo, un polvo de oro mágico que sus antepasados habían guardado hace mucho tiempo. Las instrucciones escritas en el idioma antiguo de los enanos en la tapa de la caja que contenía el polvo mágico decían que bastaba con abrirla en la cima de una pequeña colina ubicada en medio del valle y esperar el soplido del viento de los deseos.
- Haciendo gestos de despedida y abrazos, Gato continúa con su historia:
Me despedí de cada uno de los enanos y emprendí mi viaje hacia el valle. Durante el trayecto intentaba memorizar la historia del dragón y cómo fue olvidado por los caballeros, y la historia de la bella princesa y el príncipe que creyó en el amor a primera vista.
Al llegar a la cima de la colina me detuve y repasé mentalmente las instrucciones: “abrir la caja y esperar por el viento de los deseos”. Sólo una pequeña brisa soplaba sobre mis bigotes en ese momento, pero bastó con abrir la caja para que un susurro me envolviera. Era extraño, sólo escuchaba el sonido del viento pero no veía sus efectos. Esto duró unos minutos hasta que el susurro se transformó en una voz muy grave que dijo:
- Ya no esperaba a nadie por estos lados. - Casi sin creer lo que escuchaba respondí.
- Se trata de tu magia, la necesito para resolver un problema.
Le conté mi historia y la respuesta que necesitaba. Él me contó la suya, me explicó que hacía mucho, mucho tiempo había creado muchas cajas iguales a la que tenía en mi mano y las entregó a muchos enanos, personas y otras especies que ya no se recuerdan, y que nadie creyó en el poder mágico de la caja, y por eso ya no esperaba que nadie viniera a cumplir algún deseo. Hasta donde él sabía, todas las cajas se habían vendido por el oro que contenían, el que había sido fundido para crear joyas de más valor aún, pero sin ningún poder mágico. Luego continuó:
- Ahora que ya sé tu historia creo que puedo ayudarte con tu deseo. Mira hacia las faldas de la colina y dime qué vez.
- Veo el inicio de un bosque, veo algunas ruinas, veo un pequeño lago y tres viejos molinos al lado de un granero abandonado.
- Voy a comenzar a soplar, debes observar cuál de los molinos comienza a girar, debes dirigirte a él y entrar.
Inmediatamente agradecí al viento por su amabilidad, di la vuelta y bajé por la colina en dirección del único molino cuyas aspas estaban girando. Mientras caminaba repasaba los hechos recolectados en mi aventura, agregando ahora las experiencias del viento de los deseos. Finalmente llegué a mi destino y entré al molino, casi de inmediato escuché su voz diciéndome:
- ¿Así que es por tu culpa que el viento me ha despertado? Dime luego qué deseas para poder seguir con mi siesta.
Si los vientos pueden hablar, no me extrañó para nada que los molinos también lo hicieran. Le comenté acerca de mi misión y se mostró mucho más interesado de lo que yo pensaba. Me dijo que no recordaba hechos mágicos en su vida, pero que había una historia que se contaba entre los de su tipo como verdadera. Comenzó su relato:
Hace muchos, muchos años, en un viejo país vivían tres molinos que estaban despiertos día y noche trabajando. Ellos estaban al borde de un viejo sendero, el que solía ser transitado por viajeros ocasionales. Ocurrió cierto día que a la distancia divisaron un caballo muy delgado, montado por un hombre viejo y extrañamente vestido, armado con una lanza a la usanza de los viejos caballeros, acompañado por un hombre gordo montando un burro. A medida que los hombres se acercaban a ellos, el hombre viejo sobre el caballo delgado comenzó a acelerar el paso y les apuntó con la lanza. El hombre se estrelló sobre uno de los molinos exclamando algo como: ¡muere gigante malvado! Después de levantarlo del suelo, su gordo compañero le dijo al viejo que le parecía que estaba cada día más loco, y que no había nada vivo en los alrededores.
¿Cómo ese hombre supo que los molinos estaban vivos? Se me ocurrió que la locura de ese hombre le permitió darse cuenta que esos molinos estaban despiertos. Me despedí del molino, le agradecí su tiempo despierto y le pregunté si tenía alguna idea de dónde más podría encontrar algo de magia. Él recordó una vieja caracola marina que hacía mucho tiempo un marino había dejado olvidada en un rincón en su interior, y me dijo que me dirigiera a la costa, cerca del faro en ruinas y la soplara muy fuerte.
Continué mi travesía, ahora hacia las costas en busca del faro en ruinas. Mientras caminaba continuaba agregando a mis evidencias la historia de los viejos molinos, y de cómo el hombre loco fue el único humano capaz de reconocer que ellos estaban despiertos. Luego de un par de días de caminata encontré la península solitaria con las ruinas del viejo faro. Al borde del mar había muchas rocas, escogí la más grande de ellas, me subí y soplé la caracola con todas mis fuerzas. Comenzó a escucharse un sonido hipnotizante. No sé cuanto tiempo estuve soplando, pero supongo que no tanto como me pareció en ese momento.
- Haciendo movimientos serpenteantes con su cola hacia el público, Gato continuó:
A lo lejos vi acercarse un gran pez, parecía un delfín por la forma en que nadaba. A medida que se acercaba me percaté que la mitad inferior del animal era efectivamente un pez, pero su mitad superior correspondía a una hermosa mujer de larga cabellera negra.
- Dirigiéndose hacia el público - Van a tener que disculparme, ¡pero yo no conocía a las sirenas hasta ese momento!
- ¿Quién canta? - dijo ella - Esa voz no la escuchaba hace muchísimo tiempo. ¿Quién eres tú y por qué traes la caracola con el espíritu de mi hermana? Devuélvemela para poder liberarla.
- Está bien - le dije - pero con una condición: debes contarme acerca de la magia y los humanos. Sólo entonces te devolveré esta caracola.
La sirena me contó su historia. Ellas solían cantar para hipnotizar y atraer a los hombres humanos cuando éstos comenzaron a navegar por los mares. Ellas los hacían lanzarse al agua, en donde ellas los atrapaban y los llevaban hacia las profundidades. Me explicó que las sirenas sólo eran hembras y que necesitaban de los hombres para poder tener hijas. Con el tiempo, me dijo, los hombres dejaron de creer en nosotras, cada vez que nos veían decían que era un pez o una mujer, pero que no podía existir algo como una sirena, que éramos sólo una leyenda inventada por los antiguos marinos. Si ellos no nos creían, nuestro hechizo no funcionaba y no pudimos atraerlos más hacia nosotras. De esta forma, desde hace muchos, muchos años, las sirenas no hemos tenido más hijas y cada vez quedamos menos de nosotras nadando en los mares. Es por eso que necesito que me devuelvas esa caracola, para poder liberar el cuerpo encerrado de una de mis hermanas.
Después de esa historia no dudé entregarle la caracola. Ella la tomó dijo algunas palabras, y desde su interior apareció otra hermosa sirena. Ambas se alejaron nadando mar adentro sin despedirse ni agradecerme.
En ese momento decidí que ya llevaba mucho tiempo lejos de mi querido amo, y que ya tenía información suficiente como para encontrar la respuesta. Me encaminé a casa repasando las historias aprendidas. Comencé desde la primera historia, tratando de encontrar elementos comunes. En varias historias se habla de la pérdida de la magia, debe existir algo que hace que la magia se pierda y lo voy a encontrar. Mientras caminaba me repetía las historias:
Los grandes señores de los tiempos del dragón comenzaron a dudar de otras personas. El príncipe confió en su amor a primera vista y revivió a la princesa. Los hombres prefirieron el valor del oro antes que la magia de las cajas. El viejo en el caballo delgado estaba loco y por eso pudo ver la magia. Los hombres dejaron de creer en las sirenas y el hechizo dejó de funcionar.
En ese momento encontré la repuesta. Entonces decidí abandonar la casa de mi amado amigo amo y dedicarme a enseñarles a ustedes cómo recuperar la magia que perdieron hace mucho, mucho tiempo y me uní a este circo.
¡La respuesta estuvo siempre ante nuestros ojos, señoras y señores! Si desean mantener la magia por el resto de sus vidas como humanos, sólo deben conservar la misma inocencia que tenían en su niñez. La duda de los grandes señores, el interés por el oro en las cajas, la incredulidad de los marineros, todo eso se produjo con la pérdida de la inocencia. Si no me creen, vean lo que le sucedió al viejo loco, sólo cuando la locura le hizo recuperar su inocencia, él recuperó la magia; o consideren cómo el amor a primera vista del príncipe, que es algo que requiere de mucha inocencia, le dieron un poder mágico. Sólo deben buscar la forma de recuperar esa inocencia perdida y tendrán de vuelta su magia.
- En ese momento nuestro Gato hace una gran reverencia ante el público y toda le gente presente en el circo se puso de pie para ovacionarlo. El espectáculo fue un éxito. Me alegro que nuestro Gato no haya escuchado los comentarios de la gente que se retiraba del circo luego de la función, porque habría creído que todas sus aventuras fueron en vano. La gente decía cosas como:
¿Te fijaste en el acto del gato? Fue increíble. ¿Era un gato real o un robot? ¿Cómo lograban moverle la boca mientras oíamos la grabación? La historia, si, un bonito cuento de hadas, pero demasiado increíble.
Jota |