Se le puede poner freno al viento
cuando discurre por el ancho mar,
siendo de las olas el complemento
para que a la playa puedan arribar...
O acaso no rebasa la alta cordillera
entre hondonadas y agrestes peñas
para airear el cereal de la pradera
y danzar con las silvestres amapolas.
Y no por ventura se torna manso
en las frágiles alas de las aves
permitiéndoles volar sin descanso
a remotos y apartados lugares.
No serán los deseos de detener la brisa
que nos sacude y agrieta el rostro
dibujándonos una demacrada sonrisa
en nuestro peregrinar un tanto angosto.
Así pues no hay trabas al hijo del viento
que vuela entre sueños de estrellas
para plasmar con versos su sentimiento
iluminándose en cada una de ellas.