A lo lejos entre tus dedos vi un pañuelo flotando,
más si lo sueltas no alcanzará a tocar el suelo;
porque mi esencia lo mantendrá albo y flotando,
mientras mantengamos este amistoso duelo.

Más no serán las aves en los altos cielos,
las que roben a las musas ese velo;
que escondidas entre antiguos hielos,
nos prodigarán los versos con mucho celo.

Y en los molinos habré de invocar mi poesía,
cual quijote en lance eterno con los sueños;
aunque así rememore una antigua alferecía,
de las palabras seguiremos siendo dueños.

Suerte compartir los tiempos en armonía,
cuando la franca mano amiga se extiende;
más no rindiendo sumisa o cortés pleitesía,
sino en gesto de hermandad como se entiende.