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Aquí me encuentro.

Amada mia, me había prometido no llamarla así, para no molestarla. Pero su pureza, señora mía, es más fuerte que cualquier restricción que yo me imponga.
¡Ah, la isla! Mi amada isla, donde forjé sueños y remonté vientos. Donde el perfume de las flores sólo se opaca con el de su piel y las mieles sabiamente libadas, parecen amargas frente a la dulzura de sus labios.
Llevaré el agua, o regaré con mis lágrimas cada flor. Limpiaré el arroyo para que la cascada siga su curso. Daré a los colibríes nuevo plumaje y reverdeceré las glicinas. Seré como el fin del invierno, todo soles y brisas tibias que acaricien su cuerpo de muchacha. Y usted será mi estrella, la que hace palidecer todo resplandor y fuego fatuo, la que no conoce de eclipses ni de nubes. Sólo su amor me hará libre.
La beso y la espero.
Desesperadamente suyo.



























































































































Marcelo, mi pareja.

Estoy sin comer, hace días que no como. Desde que Marcelo me dijo que no venia a quedarse a dormir en casa ese sábado.
“¡Carajo!”Yo que pensé que al fin se me daba. Ahora desde que se separo de Ana es libre y puede hacer lo que quiere.
Claro hizo lo que quiso, aún estando con ella y conmigo.
Hace cuatro años nos conocimos por Internet, un mensaje con un “Hola platense” fue el desencadenante del amor, nos vimos por primera ves un 27 de Marzo del 2002, casi parece imposible.
Pasamos momentos de mucha tranquilidad y armonía, nunca peleas, nunca reproches, siempre Ana en el medio, como una sombra. Ella ignoraba la doble vida de el.
La libertad lograda me metió entre ceja y ceja la absurda idea de convivir.
El ni se daba por enterado y yo me mordía por dentro, estrujaba el corazón, pero no reclamaba.
Debí hacerlo. Ya es tarde.
Anoche vino a hablar conmigo. Viaja unos 60 kilómetros para verme los miércoles y un sábado al mes. Ayer llego mas tarde, tenía cosas que resolver antes.
No me importaba, yo quería saber que pasaba, porque ya no me escribía las maravillosas cartas de amor diarias, porque el MSN, no me llamaba para avisarme que el estaba ahí esperándome para charlar.
Y lo supe, Marcelo tenía otra mujer, una mina grande que lo bancaba, con esa plata se compro un pasaje a España y preparo su equipaje, sin contarme en sus proyectos.
Hablamos, después lloramos, luego reímos, volvimos a llorar.
Dijo no amarla, si la usaba para sus fines.
_”Le sobo el lomo cada tanto y ya esta”, dijo.
Dijo tantas cosas.
No dije todo.
En un momento de la charla tomo mi cara entre sus manos, me miro largamente a los ojos, me perforo como un rayo su vos diciéndome,
_”Cuchi, amor, en España, Valencia me espera otra chica.”
_”Lo sabía conteste”.
_ “Eso es lo que me jode de vos, siempre sabes lo que pasa en mi”. Grito.
_”No te olvides que te amo y soy madre, asumí ambos roles con vos, por eso te siento tanto.”
Un silencio aplastante se sintió en la sala. La noche ya estaba instalada y apenas una penumbra nos dejaba ver las siluetas. Las manos entrelazadas, los cuerpos reclamando la caricia, las bocas anhelantes del beso reparador y la mente tratando de que todo se revierta.
El abrazo inmediato, tibio envolvente nos consumió por unos instantes. Después encendí la lámpara. Los chicos estaban por llegar y había que hacer la cena.
El timbre del teléfono nos asusto, era un clima raro sin tensiones, como si los años de convivencia nos hubieran acostumbrado a estar así y jamás habíamos convivido.
Atendí.
_”Hola má?, ¿estas sola?
_”No, estoy con Marcelo”.
_”Bueno entonces hacemos tiempo y llegamos a cenar en dos horas mas, ¿Estas de acuerdo?
_”Si mi gordi, todo bien, las espero en dos horas mas o menos, si es mas no importa”.
_”Tomamos un té, Marce? Le dije.
_”Bueno, yo mate cocido.”
_”OK.”
El sabor del tranquilizante ni se sintió. Despaciosamente se fue durmiendo hasta quedar en mis brazos, confundido, con la mirada en mis ojos repetía,
_”No se que me pasa Cuchi, de golpe me afloje. No se que…”
Y se durmió.
Los chicos llegaron después de dos horas.
_ “¿Que hiciste mamá? Sabes que no podes ponerte a sacar esas bolsas de basura vos sola, parecen repesadas.”
_”No importa, ya lo hice. El camión pasa en un rato”
_” ¿Que cenamos hoy?”
_”Bueno, hice empanadas de carne a la salteña, les puse papas y un poco de azúcar a la carne, espero que les guste. Y yo me prepare corazón saltado al vino blanco con champiñones. Al gato le doy sesos con leche.”
La cena fue tranquila, mucho no les gusto la carne dulce y se fueron a dormir. En la cocina quedaban los resultados de la preparación, había que limpiar bien todo. Tome la otra bolsa mas chica del congelador, mire en su interior y vi los ojos de Marcelo que aún tenían ese interrogante de “No se que me pasa, amor”. La cerré y la lleve al tacho de la basura justo cuando pasaba el recolector.
La policía aún investiga la desaparición del escritor, yo sigo en casa, sentada mirando los anocheceres y los amaneceres y pensando que bueno hubiera sido sentir que el me decía _”Mi amor, hoy dormimos juntos.”


La Plata. Noviembre de 2005


Texto agregado el 10-11-2005, y leído por 49 visitantes. (9 votos)

Texto agregado el 27-02-2003, y leído por 474 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
28-02-2003 Es un amor de un caballero, amor de los de antes, cuando existía el respeto. Un saludo. Muy bueno mcavalieri
27-02-2003 Está bello, pero me suena a mano del Tpón de Corcho, y mirá que conozco sus escritos eh jajaja, un saludo, creo que no me equivoco, Ana Ceciilia. AnaCecilia
27-02-2003 Es un amor sublime, lo diho en el otro. Bajosinstintos
 
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