Agraciado por Apolo y amado por sus numinosas mujeres, me regocijo por la maternidad de Hécate. Soy un olímpico, entrenado por Ares, adoctrinado por Hermes y ungido por Poseidón no preciso monedas de oro ni invisibles vestiduras para pasear con Caronte.
Incluso Hera me concede favores, Afrodita voltea hacia mí, Urano me vigila y Hades me intensifica. Selene es mi diosa personal, ella es mi amor y mi deseo, mis necesidades son saciadas por Ninfas y Faunos.
Hefesto forja mis instrumentos, los Greas son mi oráculo, las Gorgonas mis escultoras, Quirón mi mentor y Delfos mi hogar.
La Quimera nunca me fue ajena, la Esfinge juega a crucigramas conmigo y cada una de las cabezas de la Hidra me otorgan virtudes. Los Grifos son mis fieles guardianes al igual que Pegaso y el Minotauro.
Las Arpías y las Sirenas son mis confidentes, el León, el Jabalí y el Toro blanco mis mascotas.
Cada uno de mis medios hermanos me aman y me aconsejan, las Amazonas son mis acompañantes y los titanes mis regalos, excepto uno................ como todo ser que es querido, padezco de envidias y el titán divino está en oposición, Cronos me ignora y hasta le causo repulsión.
Soy una entidad odiada por el padre de su padre, interrumpida por su poder de gestación y sabotea mi talento más sagrado, el ser un hijo del Olímpico Cronión, quitarme mi grado de divinidad incondicional.