Esa tarde fue diferente, todo fue claro, lo que sucedió fue claro. La Sra. Hernández seguía en el mismo sitio de siempre, en la misma acera del frente de mi casa y Lorenzo a su mano derecha. Todo parecía perfecto. Hasta que una camioneta se paró enfrente y se llevó a Lorenzo. La Sra. Hernández parecía intranquila por su mirada, pero su actitud era totalmente normal, yo la observaba desde la puerta de mi casa, el otro lado de la acera. La miraba interesado, curioso.

Tomó un respiro profundo y se llevó una mano a la cabeza…Comprendí que estaba llorando. Me acerqué a ella y le pregunte que cosa había sucedido, quien se había llevado a Lorenzo. Se secó las lágrimas y dijo:

-Su padre. Desde ayer que llama, porque el ganó la custodia de Lorenzo- Suspiró, como una señal de no poder aguantarse la tristeza y continuó- No hay peor cosa para una madre que perder a su hijo- Empezó a llorar y de cierta forma le tuve compasión, pues voy a decir las verdad. La Sra. Hernández jamás fue mi persona favorita en este mundo. La Sra. Hernández no era la clase de madre comprensiva, dulce y tierna que aparentaba ser. Ella en realidad es Fría, insensible y poco respetuosa con la gente, y en especial con su hijo, por ahora no me sorprende que le hayan dado la custodia a su ex-esposo. Pues Lorenzo tenía marcas físicas del dolor que le causaba su madre.

-Será difícil la vida sin Lorenzo…Para todos- Le dije mirándola- El era un muy buen amigo- Le toqué el hombro y me quedé con ella a aguantar sus llantos por el resto de la tarde…