NÓTESE Y ANÓTESE
A Varinia, sin ninguna duda
Si es difícil vivir, es aún mucho más penoso
explicar nuestra vida.
Marguerite Yourcenar, Alexis.
Las ropas no son sino la caricatura
del cuerpo.
Marguerite Yourcenar, “Sixtina”, El Tiempo, gran escultor.
Los nombres no corresponden a las cosas;
tan sólo traducen la opinión que de ellas
se hace el rebaño.
Marguerite Yourcenar, Opus nigrum.
Estéfan letras han sido escritas —a pesar nuestro y a falta de otra mejoral cosa— como un ejército muy personal, parabólica diversión del yolis reprimido y encajado como chifosca mosca espinaca en el meroles submundo —Nápoles Tranquilino— de esta ya tan cansada y Chilam Balam vidorria.
Si algún Loreto tiene la pésima ocurrencia (la mera neta) de pasar sus ojales y pretender revisar estas líneas de pastura negra llenas de ideas pertenecientes al mundo de Babilonia, entonces, permítaseme aclarar que re-corra sus hojaldres lo más rapidín posible, y como su nece(ci)dad se lo permita, para evitar que salga Cayetano. O, mejoral todavía —Yolanda dice— Irapuato a su camarote, si no hay purrúm de por medio, desde luego, a Veracruz la tele; donde al menos-precio uno tiene la dicha de poder darle Matehuala a su... cafesiano (o chesco, según sea el caso y la inteligencia) a sabiendas de que le llenarán, con today seguridad, de telarañas el cerebelo...
Queremos, si no es mucho pedir, que dicho trabuco tenga la sustancia algo distintivo donde la verdura sea lo que más perdure.
Por lo tanto: ¡Ahí nos vidrios!
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21 de maizoro de 19...
En algún lugar del Anáhuac.
Mi querubina Patri-monial:
Espero que al recibo de ésta (aunque tengo la ligera intuición de que jamás la recibirás), te encuentres Benavides como siempre y que la vidorria no te haya maltratado como a todos; porque por Acapulco, como ya imaginarás, nos va de la Patagonia.
Será algodón extraño, por no decir algodón penitente, que a estas alturas de la histeria te escriba una Carta Blanca cuando nuestra relación se encuentra, por la distanciada distancia, un tanto Elodia; pero qué se le va a hacer: Simón Simondor, se te quiere todavía.
Ha pasado mucho tiempo, es cierto, ¡veinti tantos años para ser precisos!, y aunque me preguntes ¿dónde caracoles es Tabasco? Sabe que el Cocoyoc no ha sabido instalarte en el Rinconete del olvido. Sin embargo, a pesar de que Aurora y para siempre (Dios no lo quiera y Tulancingo no lo permitas) cada cual Irene por su Laredo, entérate de una vez por todas que Miguelita Corazonada aún la tengo en Peña Pobre muy cerca de Ticumán, y Darío, aunque fuera de Balderas, otra Bolaños por verte si bien sólo sea un minutero...
Comales me acuerdo aún de tus ojalitos transparentes, de tus Manuelitas suaves y pequeñas, de tus Bustamantes firmes y duraznos; que total, nomás de mirarte, me dejabas Toledo como Pénjamo a lo Mambo, llegando a Manzanillo...
‘Ora abre bien los ojales y cierra otro tanto la botica y déjame desportillar, no tanto, aunque a eso me vengo, mi ojeriza tristeza:
Te digo que la existencia me dura a-penas y cuando se me acaba el cuento despierto, y me doy cuenta que lo único que queda de todo esto, dejando el sueño, es que-maduras...
¡Tuxpan tan lejos y yo tan Solórzano!
¡Qué manera de alejarme de tus manos, qué manera de perder lo que ibares tan veneciano! No supe alimentarte de miradas y ahora me he quedado sin palabras. Todo lo que un día pudo haber quedado, hoy, simplemente, Ceferino...
(¡Ay vida! ¿Por qué si vivir era lo que garantizaban ma’ y papalote, se Acámbaro el ensueño?
¡Maldita la cosa que te ensañaban las espuelas!
¡Ay viento! No mameyes en tiempos de aguacates y déjame verla de nuez, en silencio, aunque sea de pura Cacahuamilpa!
Andrés me sentía Agustín, pero Aurora me siento Federico, porque sin su risita marina mi pena se vuelve iguanas ranas que el agua muerta de una fuente.
¡Ay mañanita, sor Dolores me has dejado..!)
¡Primavera vez, que no ves!
Perdóname mi amor, pero por estas fechas se necesita ser muy Cabrera para traer a las mientes sin que mientas, si es que bien te-lamentas, rucos días de tiempos para siempre perdidos; sobre todo si se vive en un México donde las cosas ya no son como las de Antonioni, si bien es cierto que tampoco aquellos amaneceres fueron nunca los mejores, porque hoy como ayer, estamos Iguala, si no es que un tanto, pero un tanto piorcito; y aunque se me salga y me lo notes lo Contreras, cómo no vas a Querétaro que se Acámbaro este Estado de cosas que provoca cada diástole y sístole con una pinche situación más canija.
Qué Garci-Crespo es soportar un país donde el cielo esta ca(r)gado de un Gerónimo de miércoles que nos cubre Toledo a toda margarita; donde hay niños hundiéndose en una mayor miseria y cuyo destino es colgar los tenis (si es que los tienen) en algún oscuro botellón; donde la lana ya no alcanza ni para una buena sopa de Papantla y cuantimenos para una flaca tortuga; donde al pueblo lo mandan con su Santa Mamacita a Ca-García de Basílica en Basílica sudando enormes Gólgotas, buscando la ocasión de encomendarse a san Nicomedes para que le alivie su ambrosía; donde la tira con su Julia va mordiendo con rabia por las calles y cuya sonrisa Feliciana saluda de antemano al buen ciudadano de la mejor manera «¿¡Cómo le babia!?»; donde a la Constitución, en una Cáma-ra de Des-pintados, la manosean como a vil putanguera y si en algo la regaron sólo alcanzan a decir: «¡ya valió mangas!»; donde la Democracia, tan cachonda, se va afajito de un árbol con los meo-liberales a que le zangoloteen sus Chichimecas.
En fin, a pesar de todo, en México, son muy pocos los que se quejan.
Lástima de país.
En vista de todo los que he dicho, tal vez algún día me preguntes: ¿Paraguay escribes, si esta vidorria ya chupó faros y al futuro le han dado Matehuala? Me señalarás que la existencia ha perdido su inocencia, puesto que tan sólo al abrir la Portés Gil de tu casa es suficiente para que te den todita la Torreón.
No digo que no tengas razón, pero yo te aseguro, y puedes quedar tranquilina, que todo quedará y sucumbirá bajo el Filomeno de un nuevo sepulturero, y aunque no estemos juntos, te lo aseguro, tendremos futuro, pequeño, pero nuestro.
Y aunque no sé si te has casado, y aunque no sé si me hayas olvidado, muy pronto, de nuevo, habrá una Luna inmensa como un planeta (¿te acuerdas?), y otra pareja amorosa, en un lugar como aquél, se dará un abrazo fuerte por todo nuestro tiempo negado, y sus labios sellarán todo aquello que aún nos quedó por soñar.
Pues todo fue un sueño, pequeño, pero nuestro.
Que tengas dulces sueños...
Te quiere,
Memorioso.
P. D. Supiste lo del Piano-man?
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