Soñar de memoria
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Un señor que parece vivir aquí me ha estado contando que estuvimos juntos pegando tiros por Asturias hace un montón de años y también de badaje por ahí,..... que esto y que lo otro. Yo le he seguido la corriente al pobre ya que parece estar demenciado y he creído que con sus batallitas al menos me entretiene y no hace mal a nadie. Me llamó desmemoriado, ya que no recordaba nada de lo que supuestamente habíamos hecho juntos. Por suerte cuando empezó a excitarse soltando consignas y gritos de ardor guerrero: “Antes morir que perder la vida”, “En el frente hace frío”, “Hoy mas que nunca”......, llegó un hombre a visitarme y mi “hermano de armas” se alejó discretamente.
Según me dijo era mi hijo, y que venía todos los días a verme. Que estaba en un centro para mayores porque no podía valerme y requería atención permanente. Me contó que sufría una enfermedad que no dejaba que mi cerebro recordara mas allá de una decena de horas, que me llamaba Salustiano Rodríguez, natural de Destriana (León), que había sido médico de pueblo en Castrocontrigo durante 35 años, que mi mujer se llamaba Etelvina, ya difunta, y que tenía dos hijos y 5 nietos ya mayores. Que todos me querían mucho y que estaban pendientes de mi salud.
Todo me sonó muy extrañó pero como me lo contaba con tanto cariño, algunos de los detalles de mi supuesta vida me llegaron a emocionar. En contrapartida le conté lo que había soñado la noche anterior, se rió mucho con el sueño y me dijo que desde pequeño le habían encantado mis historias. Mañana volvería a contármelo todo de nuevo para que lo retuviese antes de volver a perder la memoria al final del día y que al menos pudiera disfrutar de mis recuerdos por unas horas. No sabía que contestarle pero al final de su visita me había encariñado con él y le dije que por favor volviera, que seguro me gustaría volver a conocerlo.
A poco de irse volvió a acercarse mi “compañero de armas” y me espetó: - ¿Cuál es tu consigna de hoy, Salus?. Le miré un momento, al tiempo que llamaban a cenar, y le contesté: “Antes morir que perder mis sueños”.
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