No se como llegue hasta este lugar. Desperté aquí, todo es tan oscuro, no se ni donde tengo la nariz… Oh! Una perilla, un clic, y luego luz… Las calles acaban de iluminarse. Para mi asombro al parecer estoy en un pueblo, es algo pequeño, desde donde estoy puedo ver el comienzo pero su final parece estar algo incierto, confuso… no logro definir donde se cruzan sus ultimas calles…
Habitantes? Será que aun duermen, miro mi reloj, son las 2…
Avanzo lentamente y veo a mi madre (¿?), me sonríe, y antes de que llegue a ella, desaparece. Agacho mi cabeza, buscando algún signo que me ayude a entender, quiero saber, si en verdad estoy en este lugar, y compruebo con tristeza que todo es tan real…
Sigo, doblo a la esquina y en el umbral de la casa más lúgubre, horrendos fantasmas ríen de mí, de mi asombro, de mi creciente ingenuidad.
Corro, corro sin mirar atrás. El miedo me inunda ahora; y de la nada surge el sol y su luz de patético esplendor ilumina una plaza. Y se que es imposible, pero estoy ahí, jugando y danzando en la libertad de ser un niño, es que no soy la de ahora, soy la niña que fui, a la que jamás vi. Me acerco a ella…a mi misma, y me siento tan cerca que puedo oír su risita, de momentos dulce, y de momentos perturbadores. Nota mi presencia, se asusta de mí, de lo que ve, y como arena en las manos, se desvanece. Ya no esta, y el sol, volvió a burlarse de mi al igual que todos, todos lo objetos de ese lugar.
Sigo camino abajo. Y la luna ilumina tenuemente las calles. Miro alrededor, intento buscar, encontrar a alguien que me explique como salir de aquí.
Y llego al llamado, casi con un toque de ironía “el paseo de alegría” y ahí estoy yo nuevamente, puedo verme a mi misma siendo feliz, y comienzo a caminar como quien lo hace en una feria, maravillándome de mi misma.
Era yo la protagonista, y a la vez una simple espectadora en mi propia vida.
Pero sin ton ni son, el lugar desapareció.
Y llegue hasta un río, no se de que manera, pero me acerque a contemplar sus aguas y vi cómo la corriente se llevaba consigo todo mi pasado, mis recuerdos mis tristezas, era como si representara el desagüe de mis lagrimas. Me quede ahí un tiempo, quizás unos minutos, quizás horas, no lo se, es que el tiempo pareció deterse.
Y río secó. Y solo podía yo ver el fondo, que se mostraba limpio, y el cielo parecía reflejarse en la poca agua cristalina que aun conservaba y conservaría por siempre…
Supe por fin, que el lugar en el que estaba era dentro de mi propia alma, lugar al que tantas veces quise llegar y tan lejano se mostraba. Estoy aquí, y por primera vez puede ser espectador de una vida que parecía una película de momentos de terror, tristeza y agobio, y al rato, una película esperanzadora, reconfortadota, liberadora, que te animaba a volver a vivir. A volver a ser alguien.
Esa película era mi vida… era yo…
Sumergida en mis pensamientos, siento caer hacia atrás, acabo de abandonar el pueblo viendo un último rayo de sol que parecía haberse asomado para darme la despedida.
Noto que las sabanas se arremolinan en mi cuerpo, alarmantes pero suaves. siento el calor del sol que penetra por la ventana. Siento alivio de volver al mundo algo menos real que el habito en mi.
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