Madre
La vida, luz de amanecer que inunda ojos y sensibiliza corazones al ritmo de una canción de cuna mecida desde su creación por unos brazos enormes y cálidos, para ofrecer -como palabras- un beso dulce en la mejilla a la mujer que sabe amar, la madre. Sí, la madre, mujer, amiga y compañera, desde el principio del camino ha marcado el rumbo de muchos, guiándolos así, a un lugar más convenido y en orden.
¿Y qué sería del mundo sin las madres?...
Lo cierto es que no existirían las guerras, los prejuicios, la maldad y la ambición, entre muchas otras enfermedades sociales, pero tampoco existirían aquellos que sueñan con la ilusión de ver un mundo nuevo, con personas abrazando tan sólo la bandera del amor, con esa madre de las esperanzas, con el tesón y la fuerza de saber que las pequeñas cosas son ya un enorme esfuerzo por demostrarle al otro el afecto necesario.
De ahí el rol de “madre”, el de “buena madre”, la educadora que alimenta desde el pecho -pues ahí se está más cercano al corazón- y que nos acurruca abrigando así nuestra alma, alma que debe “el ser y la vida” a esa mujer verdadera cuyo amor nace de lo profundo a lo sublime, siendo capaz de dar la vida por su más preciado tesoro, el hijo.
Por ende, hoy, aquí, no se logra encontrar palabra adecuada y perfecta para describir este enorme lazo forjado desde la concepción a la tumba, desde la primera mirada hacia el adiós, hasta decir con lágrimas en la memoria –cardumen de reiteradas imagines plasmadas- “no te olvidaré nunca amada mamá”…
[ AGRADECIMIENTOS A LA MOSCA LOKA QUE ME AYUDÓ ] |