I
Ya no quiero ser impresionante, sólo quiero ser una persona con cosas bellas y cosas horribles, pero no más apariencias. Ser uno mismo es, al fin y al cabo, recoger pequeñas partes de todos quienes nos rodean y sazonarlo con lo particular. A veces me siento un personaje de serie americana de esas que tienen jóvenes bonitos y conflictuados por doquier. No por lo de bonita, sino por lo de conflictuada, coincidiendo con sus sensaciones irreales -creadas por guionistas que saben que es nuestro punto débil-, sintiendo que querría vivir en ese pseudo-mundo (aunque sé que son decorados). De allí la belleza de la mentira en el cine. Saber que te mienten y consentirlo.

II
Y en un momento hay un quiebre y no sé si soy yo o un personaje que me invento para ser menos vulnerable al dolor, a lo externo, al sufrimiento. Pero tarde o temprano hay algo que rompe la burbuja y te devuelve en una fracción de segundo a la realidad. Pero... ¿A qué realidad? ¿Y si lo que plantea Matrix fuera verdad? ¿Y si el fuego no quema? Borges tendría razón. A veces necesito quemarme para sentir que estoy viva. Quemarme con fuego, experiencia, verdad, mentira, amor y desamor. Sentir algo que duela lo suficiente como para despabilar este vivir insomne.

III
Me quedé reflexionando en la existencia y en ser o no personajes por el resto de nuestras vidas, y si al fin y al cabo no somos personajes que nos dominan por completo. Y quién es quién para decir si serlo o no, eso debería ser decisión propia, uno decide -con la mejor de las suertes puede decidir, a veces no puede- ser lo que quiera. La cuestión es ser, no vivir con la nostalgia de lo que podríamos haber sido. Un gato no vive con la nostalgia de ser jirafa, o un pato de ser tigre. Y si no somos lo que querríamos, pues aflojemos la presión y vivamos lo que somos, que tiempo no es precisamente lo que nos sobra.



IV
Y si algo cambia me quejo, y si no cambia me siento rutinaria, y es un círculo que no acaba ni va a acabar. Historias, personajes, vidas paralelas antes de dormir, en la radio canciones pegajosas y falsamente optimistas, la banda tocando en la cubierta del Titanic. Un muerto en una protesta, el dólar sube, gente de vacaciones, teléfonos que suenan y apestan a desesperanza. Sol, nubes, de nuevo sol. Un café que se enfrió de tanto esperar ingresar por esa boca. ¿Se enfría el amor? Otra canción en otra radio, pop meloso. Pum.

V
A veces la cordura extrema raya la locura extrema. Y viceversa. Y otra vez. Torta de cumpleaños con chocolate y nuez. Caramelos.

VI
Un beso dulce y frío