Tus palabras hechas oraciones
se transmutaron en el eco de las nubes
dibujando en el asfalto del camino
ventanas para una noche de sol.
Tus pasos sedientos de luz
bebieron la copa de la amargura,
en el nicho de los ignorantes
recibiste la unción del maestro.
Con ojos viajeros por laberintos
de corazones enmohecidos
encendiste los cirios del ara
del templo a tu obnubilado cerebro.
Cercado por constelaciones titilantes
de un cosmos surcado por sueños,
la humildad hizo pestañear tus manos
al inscribir tu nombre en los misterios.
Texto agregado el 21-10-2006, y leído por 170
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
22-01-2007
Golpearon tres veces la puerta y le peguntaron... él los siguió hacia el nuevo camino. Un peivilegio mientras se conserve la humildad. Mis * lilianazwe
21-10-2006
El camino comienza con pequeños pasos,para el doblemente nacido!!*5 terref
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