Apaguemos la luz
Vamos,
hemos llegado tarde,
ya oscureció…
pero apaguemos la luz.
En estos momentos,
se impone la penumbra.
Encendamos el hogar,
agreguemos aromas,
la aceitera
hierve ansiosa,
ese aroma delirante,
nos susurra entrega,
sándalo que musita,
poco a poco… pasión
Qué el crujir
de las brasas,
no apague nuestros suspiros.
Frotemos nuestros cuerpos,
con ritmo ascendente.
Ven, amémonos más,
La noche no es eterna.
Pero apaguemos la luz,
no quiero que las sombras,
atrevidas reproduzcan
lo nuestro.
Es el momento supremo,
otra vez así,
recorramos nuestros cuerpos,
algo novedoso descubriremos.
Cada encuentro,
es diferente,
sin ritos, sin rutinas.
Por eso hoy
apaga la luz,
que el vaivén bailarín,
de la llama,
nos dé el compás,
indicado.
Ambiente impregnado,
de incienso provocativo,
brasa al rojo vivo,
como nuestra pasión,
el crujir del madero,
es un aplauso,
que no oculta lo nuestro.
De nuevo, en lo oscuro,
palpemos
nuestros contornos,
y aquellos detalles,
que te encantan…
que me encantan…,
que nos hacen explotar,
por eso no,
no queremos hoy esa luz.
Vamos,
hemos llegado tarde,
ya oscureció…
pero apaguemos la luz.
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