Una vez me enamore, fue maravilloso, encontrar el verdadero amor, a ese varón que para esta historia le voy a poner Luis, para mi fue el sentimiento mas puro que pude tener, lo ame como ciertamente sólo se puede amar una vez, tenía diecisiete años y él dieciséis, pero no parecía de esa edad, en un primer momento me tuvo engañada con eso de su edad, me dijo que tenía 20 años y yo le creí, me enamoré hasta los tuétanos, aparte por lo apuesto, porque era la ternura en persona, nos comprendimos a la perfección, lo amaba, creía que él también, pasaron dos años de “perfecta relación”, yo era la típica chica hogareña, universitaria y aparte trabajaba en una entidad del estado, raramente asistía a las fiestas o discotecas (me arrepiento de lo puritana), pero en fin; un día el mas desdichado de mi juventud, Luis me llevó a una fiesta de promoción de secundaria de un colegio femenino, eso no era nada extraño, pero lo que si resulto extrañísimo para mi, era que Luis estaba transformado, le temblaban las manos, estaba transpirando, es decir completamente nervioso; ya en plena fiesta, mientras bailábamos, un grupo de sus amigos llegó al local, dejamos de bailar, se reunieron, me presentó a sus amigos y nos quedamos todos en un grupo ameno, pero me incomodaba mucho el hecho que Luis desapareciera de cuando en cuando, aparecía luego aduciendo que se encontraba en el baño, que fue a la barra, que tenía calor, etc; me quiso realmente tomar de tonta, cuando en una de esas escapadas que el se va, decido seguirlo, entre la multitud se escabulle, y no se percata que no muy lejos le sigo los pasos, veo claramente como toma de la cintura a una joven, ella voltea y le corresponde con un beso en los labios ¡no estaba loca!, lo vi claramente, regresé a mi sitio, me quede sentada, casi llorando, pero me contuve, uno de sus amigos se acercó a mi y me preguntó el motivo de mi tristeza, no le respondí nada, solo quería irme, me dispuse a salir, y ese amigo de Luis que se conmovió de mi estado de ánimo, me acompañó a la salida del local, abordé un taxi y él (el amigo de Luis), presuroso se subió al coche, íbamos callados y el rompió la monotonía me dijo, ¿sabes? eres muy linda y buena, y aunque Luis sea mi amigo, tu no mereces lo que él hace. ¿Qué hace? Pregunté, prefirió callar y su silencio me lo dijo todo.
Le agradecí que me acompañe, lo despedí y antes que se vaya me dijo me llamo Mauro, soy Rubi le dije, cruzamos unas miradas extrañas, sentí que conocía a ese hombre, pero imposible, jamás lo había visto antes.
Mas tarde, ya en la madrugada, Luis vino a mi casa, toco el timbre, pero nadie salió, golpeó la puerta, pero nadie le hizo caso, mis padres se enteraron del engaño de Luis, (yo les comuniqué). Y allí quedo Luis, no hubo reconciliación, traté de olvidarlo, pero hasta hoy no puedo.
Ahora que han pasado mas de quince años que rompí con Luis, llevo trece casada con Mauro, ahora eso es historia aparte, yo se que no lo amo ni lo amaré, pero le tengo un tremendo afecto y respeto, alguien dirá que me casé por despecho y en cierta forma fue así (inconscientemente), con decirles que el día de mi boda, Luis me suplicó de rodillas que no me case, pero verlo así para mí fue cobrarme la traición; tengo dos hijos, la familia de mi esposo es maravillosa, encontré un hogar. Pero que se diga amor, amor, no siento por Mauro, aún amo a Luis, y se que el me ama, me lo dijo hace poco cuando nos encontramos en una avenida, conversamos dos que tres palabras y listo, al despedirme me dijo al oído “te amo”; yo no respondí, solo sé que jamás yo sería infiel (aunque no se si ser infiel con el pensamiento sea traición), y si me preguntan si soy feliz, yo respondo ¡claro que sí!, ¿no se nota en mi cara?, y dibujo una sonrisa fingida. Yo deseo inmensamente que Luis algún día se case, que tenga hijos, que sea feliz, muy feliz, aunque no sea conmigo.
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