Era la primera noche después del cambio de casa. Ya estaba oscuro y su mamá todavía no llegaba del trabajo. Se sumaba la nostalgia por ver a su padre y la angustia por enfrentar al día siguiente el primer día en la nueva escuela. Tendría que acostumbrarse a ser “la niña nueva”, eran demasiados cambios en un tan corto tiempo.
Encendió todas las luces de la casa y prendió la televisión y la radio para sentir ruido y no sentirse tan sola.
Se sentó abrazando su peluche frente al televisor sin verlo, atenta a los ruidos del exterior.
De pronto apareció su miedo y se sentó junto a ella.

-Hoooolaaaaaa!!!!!

Le dijo con una gran sonrisa.

-Aquí estoy, no te dije que nunca te abandonaría?

Y seguía sonriendo mientras le hablaba con sarcasmo.

-Tu mamá te dejó sola? Talvez no vuelva nunca más, igual que tu papá. Porque sabes que no lo volverás a ver, verdad? Y tú lo dejaste ir! Como vez, no te quería tanto como tu creías, simplemente se fue. Igual como se fue ahora tu mamá!

Las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de Sofía mientras se aferraba a su osito. De pronto sonó la puerta de entrada y su miedo la abrazo fuerte, tan fuerte que el abrazo le oprimió el pecho y sintió un ahogo.
Se abre la puerta y aparece su mamá. Sofía salta del sillón y corre a ella abrazándola por las piernas mientras se desataba en llantos.

-¡Qué pasa, no ves que vengo cansada después de trabajar todo el día, más encima tengo que ponerme a cocinar para dejarte que comer mañana. No hallo las horas que aprendas a prepararte tu propia comida! Y que hacen todas las luces encendidas? No sabes que la luz no es gratis? Claro, como tu no la pagas, no tienes idea!

-Es que… como tu no llegabas y empezó a oscurecer….

-Déjate de lloriquear como las tontas! Mire que prender todas las luces de la casa porque a ella le da susto! No quiero volver a ver que prendes todas las luces. Ya! partiste a tu dormitorio y déjate de llorar! Niña tonta no más!!!

Sofía corrió a su dormitorio y se lanzó sobre la cama. No encendió la luz para no empeorar el mal humor de su madre. Su miedo apareció a los pocos segundos.

-Será mejor que subas los pies del suelo por si aparece “algo” debajo de la cama y te tira de los pies. Te puede llevar al mundo oculto de los monstruos que existe allí abajo y no podrás salir de ahí nunca más.

Sofía subió los pies rápidamente y se escondió bajo las sábanas, su miedo se ocultó con ella y le hablaba con pavor en voz baja.

-Quedémonos aquí no más. Calladitas. Yo que tu, trataría de hablar lo menos posible, para pasar desapercibida ante los otros. Ya escuchaste a tu mamá. Eres tonta. Para que te vas a poner en evidencia? Mañana irás a una escuela nueva. Mejor no hables con nadie. No te preocupes, yo estaré contigo.

Y Sofía se durmió abrazada a su miedo


Continuará...