Mire, no se preocupe,
Ud. no padece ningún mal,
salvo, claro está, su propia existencia.
El punto es bastante más simple:
la historia
sólo son fantasmas de la memoria
y su angustia,
notablemente absurda,
tiene mucho que ver
con esa práctica de hurgar demasiado sobre el mismo punto,
antes de adoptar cualquier decisión.
Le da tantas vueltas a cualquier asunto,
hasta el más insípido,
que se le comienza a enconar el tema
y allí donde sólo era necesario una respuesta simple,
se le aparece, maquiavélico y aberrante,
un grano.
No puedo decir más.
Ud. sabe.
La prueba de orina
será decisiva para conocer algo más sobre su alma.
Una última cosa:
no deje de no venir, auséntese,
no mire a nadie, no dé explicaciones,
sea farol para una única embarcación,
déjese llevar.
La vida, por si no lo había advertido,
es algo muy parecido a unos centímetros cúbicos de agua
dulce o salada (según sea el karma),
corriendo sin sentido a los ojos del cielo
para terminar arrumbada en un embalse
aún no descubierto,
tan lejano e inasible
como la conciencia que tiene sobre Ud. mismo.
En fin,
abra los ojos y váyase.
Afuera le espera un vientecillo de locura.
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