Lloro…
por la última navaja,
por el último alfiler en mis pies,
el último paso sobre una rata,
mi último bostezo en una botella sin vino,
repleta de floripondio, de tierra naranja
Mi sobriedad me paraliza,
un calambre en la pierna mas vieja,
no hay insectos en mi pecho,
no hay un cigarro girando entre mis dedos
y lloro porque no iré al infierno
Que extraordinario es maullar,
podría mugir, ladrar, gemir,
pero prefiero maullar,
no como los gatos en celo,
ni como gatos en el techo,
es genial maullar como niñas entre bigotes
Y lloro,
porque no hay té, ni galletas,
los sueños se comen sus sueños,
y el hambre se bebe suspiros,
los suspiros de lo promiscuo…
Y lloro,
porque soy un viejo con barba,
no sé si el color de mi cabello es gris o blanco,
no es fácil llorar desde una botella de alcohol,
no es fácil cortarse el pelo cuando se esta sobria,
ahora soy un anciano sin tabacos,
descuajeringado,
con mas líneas en la cara que en las manos,
pero es agradable ver a insectos en las galletas,
y oler a las moscas cuando se ahogan en el té frío
y en mi cuerpo marcado
Y lloro…
porque soy un viejo con un diente careado,
de tanto smog,
de tanto alcohol,
abrazado a una bolsa de papel,
que no es más, que la vida corrugada…
Oh, le temo a la oscuridad! |