Desde lejos
Luego del baile, cansado sin reposo, salió a la calle. La música aún se escuchaba pese a los metros caminados, avanzó otros tantos y esta muy terca, se negaba a dejarlo, como si lo quisiera atrapar con sus largos brazos, pues la distancia poco a poco le ganó y por fin pudo caminar tranquilo y enfocar claramente el camino.
La luz del amanecer le permitió ver en donde se encontraba, pese a tener clara noción no podía fijar su exacta ubicación y es que era una calle sucia, de veredas angostas, sin ningún árbol . Las casas y edificios corroídos formaban un largo murallón que asemejaban su barrio a un laberinto lleno de callejuelas.
Llegó a una plaza en donde se podía ver claramente hacia el cerro cubierto de casas de infinitas formas, solo quería dejar ese lugar hediondo sin importar cual fuese el destino y sin pensar fijó su mirada en una hermosa casa a la distancia, era colorada, allá arriba del cerro. Justo en frente se encontraba la escalera que lo llevaría a conocerla y así fue. Subió y escaló escalón tras escalón, movido por la fuerza del escape, del escapar de ese feo lugar, sin pensar en el esfuerzo subió, hasta llegar a la casa colorada, que era entera de latón, oxidada entera se encontraba.
No era el rojo su fulgor y así lo comprobó, era el óxido putrefacto que a la distancia como un zafiro lo llamaba a comprobar que en la lejanía, el barrio laberíntico del que escapó, brillaba hermoso con los primeros rayos el sol.
*Deja tu comentario por favor. |