Si el desgano mundano,
el ocio posmoderno
y la nadería contemporánea

Te aburren sobremanera,
te dejan vacío
por dentro y por fuera,

Entra al cine,
y goza la función;
proyéctate en la pantalla.

Id y Pelead,
con los puños del héroe
quien domina
todas las artes marciales.

Que todas las balas
disparadas por las armas
de cien "enemigos"
(¿De quién son enemigos?)
[Paranooooooooias que vendaaaaaaaaaann.........]
ni siquiera se atrevan
a despeinarte.

Que durante larguísimos combates,
Corra la sangre en torrentes
de escarlata exaltante,
y la agonía de los caídos
acelere tus sentidos.

Y los insultos proferidos
en serie y con saña,
estremezcan tu conciencia
en el dantesco escenario.

Que la muerte,
sorprenda al derrotado,
extinguiéndose en su cobija de odio,
y postrado rendir culto
al engrandecido vencedor.

Y si el argumento brilla por su ausencia,
no importa;
Es irrelevante si el vocabulario del filme no rebasa las cien palabras;

La adrenalina, es la única
guía conceptual
de la película.

Lástima que se desgaste
vertiginosamente.