Cuando las cosas cambian
y ya no se puede mirar atrás,
el desconsuelo queda exento
y la vida misma en un llanto exasperado,
coqueta y sinuosa, vuelve a si misma,
a la realidad…

Cuando las cosas cambian
y uno amarrado de manos espera,
los alientos sofocan.
Pues las yagas comienzan a secarse
y estas heridas esperan por nuevas inquietudes,
aquellas que el trayecto tan largo pueda entregar.

Cuando las cosas ríen,
es cuando ríe el alma.
Cuando se caen las uñas de emoción
y las palabras simplemente mueren
se suicidan, pues sin sentido
se ven superadas y su labor incumplida…

Cuando las cosas lloran,
es cuando los ojos desorbitados
y absolutamente deshidratados
buscan errabundos un objetivo puntual,
irónico y pantanoso,
circunstancias temporales,
no merecedoras de tanta atención
hundidas en la posteridad del olvido…

Cuando las cosas susurran,
cuando llega la brisa con secretos,
con palabras de aliento
y con vapores de esperanza…
Con caminos enviados a la distancia
y que traen promesas del pasado
a miradas del futuro,
cuando las cenizas blancas del ayer
pintan de blanco las paredes de esta urna
y yo de gala, y yo tras un espejo…

Cuando caen las gotas frente a mi
y el pequeño temblor provocado por ellas
me inquieta, me avisa, me seduce…
Me embriaga de intolerancia
y empeora mi inmovilidad…

Cuando ese pequeño vidrio
hoy nos separa y nos distancia,
cual abismo entre lo divino y lo terrenal.
Como si supiera predecir el futuro
y enviarnos por caminos distintos
quizás menos lascivos
quizás más teñidos de colores claros,
menos ostentosos y funerarios…
Quizá incendiados de pasión.
construidos con fe y arrojo,
alimentados con la pura esperanza
que algún día, estos volverán a unificarse,
convencidos que en un instante,
las estrellas promiscuas
se encontrarán en este mismo cielo
y podrán volver a inspirar,
a este ojo mágico que no olvida, sino compara,
que a veces la vida misma cambia, ríe, llora y canta…
Canciones de un futuro incierto,
pero con aires de esperanza.
Con aires de heridas secas y dementes
que dejaron de existir,
el día que perdí la sensibilidad
y llegó la cordura, aquel duro día
donde por fin comprendí,
el verdadero significado de la eficiencia,
la vida y la verdad…