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Dirígete siempre de manera inteligente a los más inteligentes para que estos puedan responderte frente a todos los presentes y haz todo lo posible por
mantener ese nivel para que poco a poco todo el resto pueda ir siguiendo las ideas y prestando oído atento.

Así la gente no te verá como alguien que ahí está para satisfacer vicios, precisamente no buscando ni despertando lo más bajo de sus vísceras.
Cuando
no buscas los más bajo de la gente ellos sabrán automáticamente que tu intención no es hacerte popular satisfaciendo vicios.

Si te diriges de manera inteligente (basta con que seas honesto y sepas explicarte) y otros pueden responderte en el mismo nivel todo el que te escuche estará aprendiendo y trocando vicio por virtud.

No estás ahí por conseguir popularidad, sino para que se haga posible un proyecto, para que se colme una necesidad; y, como la necesidad la sienten y
la conocen todos más quizás no el cómo, ellos sabrán si eres tú el indicado
o no para solucionarla, para ejecutar su solución y hacer tal solución posible; depende de la seriedad que de ti brote de manera auténtica. Y el nivel de vialidad de tu proyecto que al hablar comenzarás a ir ejecutando porque la concientización es lo primordial, consiste en que se vaya
obteniendo la confianza por parte de todos, porque es precisamente a quienes hablas los que harán viable tu proyecto (que dejará de ser tuyo para ser el proyecto de todos gracias a tu convencimiento, a tu capacidad de
convencer de que al menos existe realmente una necesidad) - Incluso la mejor idea puede no ser realizada si no existe la confianza de que puede ser realizada
(es decir: si les caes mal o sienten mentira en tus palabras. Si les caes mal pero no sienten mentira en tus palabras quizás sea otro quien tome tu proyecto, dado el caso alegrarte deberás).

No mentirás en ningún momento que mira que es sabido que el engaño esconde perversiones y poca inteligencia real aunque se realice la mentira en nombre de buenos fines. Y no temas exponer tus dudas, porque ello abre la sensación
de respeto y el esfuerzo por parte de todos de hallar las soluciones (participación).

Permite que ocurra esa osmosis necesaria entre tu proyecto y el proyecto de todos, si no no hallarás participación.

Fíjate que todos los individuos – por brutos que puedan ser
considerados por otros – reconocen una buena idea, así sea intuitivamente, y reconocen cuando
se expone de manera honesta su vialidad y sus posibles dificultades.

No basta con la buena intención, necesario es hacerse de datos que permitan
la vialidad cuando se trata de cuestiones que van más allá de la política y que por lo tanto se rigen según reglas que no se rigen según la voluntad humana.

A este respecto expongo una duda personal: Por ejemplo, la idea, el proyecto, de llevar gas desde Venezuela hasta Argentina, es una buena idea.
Pero al hablar de su vialidad basta con preguntarnos si es posible que el gas tenga la suficiente presión para pasar por unos tubos por más de ocho
mil kilómetros ¿Es físicamente posible? Económicamente puede ser posible construir tal estructura, políticamente también, pero, físicamente, es decir, por leyes físicas de presión, diámetro y distancia, es decir, mediante ecuaciones físicas, quizás sea posible demostrar que tal
proyecto aún con la mejor voluntad del mundo no es posible y no pasa de ser una idea solamente generosa.

Permite que se expongan las dudas… ellas permiten hallar soluciones que resuelvan los problemas y no significan que no se crea en quien tiene una
buena intención… mucho menos que se sea un agua fiesta. Es posible construir
almacenes desde los cuales se inyecte nuevamente a los tubos el gas ¿Es posible? Desde un cierto grado de ignorancia es posible afirmar que no lo es y, desde otro grado de ignorancia es posible afirmar que sí lo es.

Importante es despejar dudas. Pero debes saber que inculcarlas no es sabotear.

De ahí el que sea necesario halar cultivadamente (con datos, no me refiero
al uso de palabras elegantes. Hablar con todos los datos que se requieren
más allá de la intención… porque debes saber que la buena intención hace siempre popular, pero la imposibilidad de la misma deja siempre un regusto a engaño).

Los proyectos deben siempre caber dentro del espectro de lo posible, y si
imposibles parecen o son, confía más en quien dude más de ti, aportará más soluciones que muchos de tus creyentes… debes ser inteligente para no caer
en la negación (con inteligencia la humanidad ha hecho casi siempre posible lo imposible… no con al mera creencia o confesión de fe). Si esa posible
contarás con el apoyo porque habrá confianza en tu buena voluntad que es la suma de intención con inteligencia.

Evita a toda costa el término “Enemigo” porque el enemigo siempre es otro y si no aceptas la existencia del otro siempre hallarás enemigos. En lugar de
recurrir al “Enemigo” (que muchas veces atrae popularidad porque es recurrir a los más bajo de la gente) expone las dificultades internas o externas que
hacen difíciles o cuasi imposibles la realización del proyecto, y utiliza estrategias para superar las dificultades sin obsesionarte por dalo todo por vencer al enemigo ni sin someterte a él (la obsesión por el enemigo puede
desviarte del proyecto) Necesario es concentrarse es en superar la adversidad, supera la adversidad, no intentes vencer al “enemigo” o tú mismo estarás creando tu propia adversidad y todo no habrá sido más que el circo de tu orgullo.

Si la adversidad es creada adrede por un agente externo o interno toma las
medidas al respecto para superar tal obstáculo o adversidad… no solamente
para castigar al adversario. Es posible superar una adrede adversidad conociendo las razones de tales actitudes o comportamientos y llegando a un respetuoso acuerdo si las causas son justas – siempre hay algo nuevo por
aprender y se aprende escuchando, pero no es posible escuchar si se trata de
un de un “Enemigo” y por tanto es más seguro que se meta la pata que que se pueda alguna cosa aprender.

Aprendiendo es la única manera en que nosotros mismos no nos convirtamos en los adversarios de nuestro propio proyecto.

Si el causante de una adversidad se nos revela como nuestro auténtico enemigo (un agente que pretende que seamos su eterno esclavo o servidores y
que es enemigo real de nuestra propia real liberación), entonces debemos
averiguar cuales son sus poderes reales sobre nosotros y anula tales poderes en la manera en que por ellos nos dejamos afectar – Pero, si practicas un
discurso mediante el cual un enemigo real es tomado por muchos como un enemigo ficticio creado por ti, entonces sin darte cuenta estarás creando
una extra adversidad que quizás algunos de quines saben lo que quieres decir puedan ayudar a superar -.

Una vez anulado tal poder de influencia que el enemigo (aquel que se aferra
en contra de un proyecto liberador) sobre nosotros ejercía – porque el poder
del enemigo no está verdaderamente en él está en su poder sobre nos -, entonces ya no existe sobre nosotros enemigo, porque nada tiene efecto perjudicial sobre nos. Lo imperante consiste es en anular la adversidad para
hacer posible nuestro proyecto. Sin adversidad no hay enemigos. Y la adversidad, realmente, sólo está en nosotros mismos y muchas veces no es más que un efecto perjudicial que recibimos de otros más sobre nosotros
mismos.
Tal efecto es lo que debe ser anulado, perjudicial es intentar vencer a quien sobre nosotros causa tal efecto (no es la existencia de otro más lo que nos perjudica, sino el efecto que sobre nosotros tiene o causa su
actitud – habrás de saber que matar es imposible, porque tanto lo bueno como
lo malo, cortado de tajo, se hace siempre inmortal). La más de las veces está en nuestras manos superar tal efecto.

Sólo así es que el Enemigo, realmente, en su poder, queda anulado; en ese
momento, en tal caso dado, no debemos intentar rematar al enemigo, sino concentrarnos en nuestro proyecto ya que ahora más que nunca es posible debido a que ya no hay adversidad.

El deseo por la “Venganza Justa” invoca fuertes adversidades futuras (es
problema del enemigo si él practica en tales estupideces). Limítate a que sobre la realización del proyecto se vuelva tenue la adversidad y pueda así comenzar una sana prosperidad.

Porque ese es el proyecto.

(Hasta tu enemigo te lo agradecerá).


Un buen consejo: cuando recibas un buen consejo no preguntes quién te dio el consejo, limítate a considerarlo. Cuando recibas una ofensa, no preguntes quién te la ofreció sino que medita sobre cuántos comparten ese mismo sentimiento y por qué (normalmente en el por qué está el meollo de las causas de todas las adversidades.)



Texto agregado el 17-10-2006, y leído por 567 visitantes. (0 votos)


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