Creadora fabulosa,
desplegaste mundos nuevos
para nuestra curiosidad extensa,
abriste puertas y ventanas,
por allí entró el conocimiento
para atraparnos y quedarse dentro,
fuimos cada día un poco más sabios
se destacaba tu rostro concentrado,
veíamos emerger de tus ojos la entrega,
el compromiso, la vocación,
bordando frases en la pizarra,
fuiste la madre que nos regocijaba,
la que nos exigía, madre de paso,
la oficial nos esperaba en casa,
día a día, por largos años,
te fuiste encorvando, mientras
nos entregabas a la vida,
hombrecitos de pantalón airoso,
niñas con ansias de ser mujeres,
acaso te regalamos alguna vez un beso,
quizás ninguno, tú no reclamabas,
mientras tu labor diera frutos,
eras feliz viéndonos escapar a cada paso,
cada vez más grandes y autosuficientes,
madrecita de tardes crepusculares,
autoritaria, tierna, consentidora,
mujer por sobre todas las cosas,
un día cualquiera por fin nos fugamos
y en el último abrazo te supimos frágil,
te quedaste, un poco más cansada
para renovar tus votos con las nuevas estirpes,
te fuiste o nosotros nos fuimos,
vaya uno a saberlo, los rumbos del hombre
son inciertos y nos alejamos y regresamos
y en una de esas vueltas, hoy te encontramos,
desplegando mundos para que otros niños,
con distintos rostros, pero con la misma curiosidad
los exploren ante tu sonrisa, hoy más apagada,
pero con el distintivo de la nobleza
que tu profesión de abnegada maestra
te otorga a ti y a todos los profesores
como emblema del alma más pura,
y del compromiso más férreo y desinteresado…
HOMENAJE A ANUA Y A TODAS LAS PROFESORAS QUE DÍA A DÍA VAN BORDANDO UN SENDERO DE CONOCIMIENTO SIN OTRA RETRIBUCIÓN QUE UNA SONRISA TARDÍA…
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