Atisbo de posible fantasía sepultada.



Y si, da una cosa rara aunque no duela tanto; es una pequeña pérdida más. Y van sumando.
Y allí se nos queda insertada como un desencanto inadvertido, aleteando sutilmente en la cabeza sin que lo tengamos muy en cuenta. Pero está, como una foto velada, como la sombra furtiva que nos apaga cuando un avión pasa tapando el sol por un segundo, como cuando buscamos algo alegre en la radio y en el zapping se nos cruza "El día que me quieras".
Seguimos, pero el atisbo de posible fantasía sepultada se percibe tímido, indoloro pero incómodo.

Igual, entre los dos nunca hubo nada definido, pero algo había, indefinido pero cómplice. Y era ese clima de seducción de siempre, los jueguitos de manos de adolescentes, la provocación, el secreto, tus amenazas sexuales, la trompadita de mentiras cuando me decías _Guachita,... ahora te hacés la interesante no?,¿Ahora te gustan los galantes cultos? ¡Dale! ¡Si antes te morías por este negro de mierda!.Pero claro, ahora hay que anotarse en tu agenda.
Tus manotas jugando con mi cuello, tirándome del pelo, la agresión cariñosa, esos _Sos imbancable nena... A veces te detesto. Si fueras muda, te amaría. Y tu carcajada escandalosa.
Y claro, me reía. Era como habernos quedado en los veintipico. _¿Te acordás? Claro que te acordás. Pero entonces éramos jóvenes, inconscientes, nos tentaba el peligro; esa cosa de besarnos apurados a un metro de tu novia y el mío.


Muchos años juntos y separados, juntos de a momentos, separados por caminos elegidos.
_ ¿Te conté el día que tu viejo me rajó de tu casa? _
Y claro, me lo contaste veinte años después. Me reí.
_¿ Mi viejo te rajó? _

_ Si señora, me puso un parate bien directo. Tu viejo no era ningún gil.

_ ¿Y cuándo fue eso? _

_ Puf,... allá lejos y hace tiempo. Una tarde caí con la moto por tu casa. Vos no sé dónde estabas, pero él salió y me dijo.
_ Vos dejate de joder acá y desaparecé _Y bueno, me fui... Jajajajaja_.

_ Que lo parió, recién me entero_.


Bueno, pero a esto venía. Te vi y de pronto me di cuenta que nuestro juego de siempre, ya no tiene mas fichas ni tablero.
Ahora me querés de verdad, sanamente; me querés por una vida de conocernos. Y creciste de pronto y ya no te conozco.
Eso si, me provoca admiración ver este cambio; a los cincuenta, todos vienen cansados y empiezan a resignarse. Y resulta que vos, que eras un tiro al aire, un mandarte una cagada tras otra, un veleta, te convertiste en este hombre ambicioso, pausado, lleno de proyectos nuevos y de ganas.
Te miro, te escucho y sos otro, mucho mejor que antes. Por eso se acabó el juego.
Tenés ocupada la cabeza con mañanas tentadores, vas despacio, te volviste formal.
No mas Gilera Macho ni balleneras caladas exponiendo músculos, no mas excesos salvo el pucho, no mas rock and roll. Ahora auto sobrio y limpio, pancita de burgués sin intención de adelgazar y un CD de Juanes.
_ ¿Quién es Juanes? _

_¿ No lo conocés? Es bueno, me gusta, tiene temas tranquilos, no jode.


Y yo que me voy quedando aunque no quiera, veo que vos empezaste a volar. Escribís con anteojos, traés una carpeta, te suena el celular.

No te miré los brazos, no te leí al mujeriego en la mirada, no me apretaste la rodilla de pronto ni me dijiste _¡Basura!_.
Abandonamos la complicidad de siempre en solo dos horas.
Y allí sepulté ese atisbo de posible fantasía.
Ya no me nace provocarte, no me animo, no me interesa. No sos vos.
Te mostrás seguro y con sueños nuevos. Y yo, acabo de perder un sueño mas.-