La Veleta
Por la extraña manera en que movía su cabeza, su pelo o simplemente sus ojos, uno se daba cuenta de que no era normal, de que había algo en esa figura tan penetrante, móvil y quieta a la vez. Pensar en la belleza, en cada articulación de aquel objeto me daba miedo, me hacía sentir pánico hacia la vida que estaba llevando. Esta figura más viva que muerta, encadenada a su única utilidad, mojada por la lluvia y arrastrada por el viento, me preguntaba si pasaba frío, si pasaba hambre, calor, pena…
Cada día que cruzaba por ahí lo veía y estoy segura de que él me veía a mi también…
¿Fumar? Sí, sí lo hago un mal vicio, pero tiene algo de relajación; no, la droga no me gusta: prefiero tener control completo de mí. ¿El alcohol? Sí, ése es mi vicio favorito: sentir cómo te hierve la sangre al ir ingiriéndolo, como te inhibes y cómo tu mente, más frágil que nunca, es capaz de absorber y conquistar momentos que en mi propia realidad podrían ser inoportunos.
Siempre me he considerado una persona normal, quizás especial, pero nunca un ser de otro planeta. Si, mi infancia no fue muy buena. Mi padre me golpeaba a menudo, tenía problemas con la bebida…Parece una broma ahora. Yo en el mismo estado, al menos no tengo hijos como para poder criarlos de la forma en que me criaron a mí. No, no estudié: quería viajar, quería soñar, quería ser una persona romántica. Quería enamorarme y casarme, siempre amé las aventuras…Ese fue mi problema. Je, ahora que lo pienso, si yo hubiera sido hombre tampoco hubiera estado conmigo…Sé que es algo poco entendible…Yo me entiendo no te preocupes.
Una vez me enamoré, aunque era pequeña, tenía…19, 18 años a lo más, muy pequeña. Aún me inundaba la agradable sensación de indiferencia al mundo…A los demás, a mis problemas, a todo. No, no funcionó: él era demasiado decente y yo un pequeño problema móvil…de verdad. Nunca fui tranquila, quizás porque nunca fui criada de tal manera.
A medida que paso frente a ti me siento con miedo, pero a la vez, más sana, como si me estuvieras cuidando, como si cualquier día yo pudiera subir a verte y tú me hablaras y dejarías ese infernal trabajo, al cual estás encadenado día y noche. Llovería y me mojaría a tu lado, dejaría que las gotas escurrieran por mi rostro y no me secaría sino que las probaría, probaría el sabor de la lluvia al lado tuyo y quizás ahí despiertes y te des cuenta de que no estás solo.
A veces me siento sola, pero la soledad es otro vicio, quizás peor que los demás. Saber que puedes tenerte a ti sin nadie más, sin tener que modular o hablar, otro mal vicio. Quizás me siento un poco autosuficiente, pero es mentira: la autosuficiencia no es mas que otro dicho antiguo y abstracto de la tierra de los seres humanos, quizás una simple forma de romper la dependencia de los demás, una vulgar mentira, otro problema más de falta de autoestima…¿Te has fijado? Los psicólogos siempre ponen eso como la raíz de todo problema, te lo digo yo…Sí, como 5 psicólogos, cuando chica. Mi madre gastaba una fortuna en ellos, siempre lo mismo, gente que quiere que confíes en ellos pero en el fondo no vas a ser más que un tema más para su cena con la familia, comentando sus pacientes…Otra vulgar mentira.
No, no me arrepiento de nada. ¿Si hay algo que quiero? No sé. Paz. Pero a la vez deseo estar encadenada o ligada a un pequeño suceso, un pequeño objeto. De verdad, no es broma, no, no es falta de autoestima…ejejejeje, la muerte es joven dicen por ahí. Nunca pensé que fuera tan cierto…Aunque me complace un poco. Pero vamos: todos somos distintos. Dame lo que quiero y no te molesto. Al final me porté bien. Además qué parte no sabes: soy transparente. Lo único que quiero es volver a antiguos vicios: la soledad, la mía, la de todos. A esta altura es el poco placer que tengo en este estado.
Gracias, te lo agradezco, Un último favor antes de partir;
¿Me dejas fumar un ultimo cigarro?
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