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Inicio / Cuenteros Locales / Reni / un tinte en rojo

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A veces me siento en una cama a pensar como pueden suceder tantas cosas en tan poco tiempo, soñando quizás no haber cometido los errores que cometí en un pasado, tratando de averiguar porque estoy como estoy.
Por mas que intente recordar solo se me viene a mi cabeza borrosas y dolorosas imágenes de un pasado lejano para mi pero quizás que haya pasado hace unos segundos, trato de convencerme de que mi hijo ya no esta al lado mío. Me siento respiro hondo, siento mis pulmones crujir un poco como si estuviera ahogándome en un sinfín de gritos y portazos que me gustaría dar en este momento… tantas veces quise gritar y no lo hice, siempre sentí que por cada grito que no daba este se iba a mi interior y se acumulaba con los miles de gritos anteriores.
Manuel que bebe mas adorable, quizás le debería haber dado una oportunidad pero no, aun no estoy preparada y aun no me arrepiento de lo que hice. Siento unos gritos detrás de mí, delante de mí, como absorbiéndome, quizás me estoy volviendo loca, o quizás estoy loca. Siento que no es malo lo que hice, a todos nos puede pasar por la mente hacerlo cuando recién tenemos un hijo, pero nadie se atreve.
Quizás soy malvada, no puedo creer que esto me este provocando risas, a veces las desgracias pueden parecer chistosas, aun recuerdo cuando niña haber estado en medio de un funeral y de repente haber estallado en risas, mis padres casi me matan. Nadie me entendía por eso, nadie sentía esa ironía de la vida, esa hipocresía que llenaba los corazones y las almas de cada persona que habita en este mundo, al menos eso creía.
Aquel día en la lluvia todo parecía tranquilo, me sentía bien al fin segura de mi misma, sentía como si la sangre que llevaba adentro me carcomiera produciendo una pequeña satisfacción. El colectivo indicado parecía no llegar nunca solo disfrutaba de pequeñas gotas de lluvia caer en mi cara y me imaginaba la lastima que deben haber tenido esos conductores que pasaban al lado mío. Ahí fue cuando sentí una presencia detrás de mí, era el, su enorme espalda y sus gestos como si estuviera tratando de alegrar al mundo, que perfecto era. Cuando me dirigió la palabra me estremecí, pensé que me iba a desmayar en ese momento.
¿ Quieres un cigarro?
Si me hace falta para calentar el cuerpo….Fue lo único que pude responder, aun me río sobre lo de calentar el cuerpo, cuantas cosas se debe haber imaginado él. El colectivo estaba vacío él iba a la misma calle que la mía, parecía un cuento de hadas, venia llegando del terminal de buses después de una cansadora semana en la universidad, ya era mi tercer año. Eso fue lo que le respondí cuando me pregunto de done venia. El solo respondió que venia a ver a su familia, otro pobre ser atrapado en la maldición de crecer rápido, eso le comentaba, asentía a todo lo que decía, me encontraba en la razón en todo como si estuviera soñando conmigo en ese momento.
La cafetería estaba vacía la lluvia caía y algunas gotas salpicaban en la ventana que hermosa vista pensaba hasta que apareció. Lo vi y le sonreí, y él lo hizo de vuelta, hablamos como si nos hubiéramos conocido toda la vida cada palabra que salía de su boca me volvía loca, sentía que por fin había encontrado al alguien ideal para mí, estudiaba astronomía, era inteligente, yo le comentaba sobre lo que era estudiar diseño, y conversábamos, tan solo eso.
Desperté en la mañana con un beso en la mejilla ya había pasado un año, un año hermoso con alguien que me adoraba al lado mío, no podía pedir mas, desayunamos, me regalo un anillo, era hermoso aun lo tengo en una cajita en mi pieza. Luego de comer partimos a la costa a ver a mis padres y a los suyos éramos la pareja mas encantadora que alguien se podía imaginar todo era hermoso.
Tuve que salir urgente de clases le explicaba a mi profesor en la salida de la universidad, tenia náuseas, debe haber sido algo que comí ayer y me reí tratando de romper el hielo, el se rió conmigo y como broma me dijo que tuviera cuidado que sonaba como si estuviera embarazada…ahí fue cuando me preocupe.
Era una pesadilla lloraba me veía al espejo me daba asco, la única palabra que se venia a la cabeza era aborto, aborto, pero no podía hacerlo, la culpa es mía yo me descuidé, le tenía que contar a él, él me iba a comprender, siempre lo había hecho, eso era lo único que me daba un poco de fuerzas para seguir, él, siempre a sido él.

Una simple nota eso fue lo que dejo, “te amo mas que a nada en el mundo pero no puedo, quizás algún día me perdones”, me aguantaba mis gritos acumulándolos para variar me veía al espejo, solo 22 años y ahí estaba con un estomaga que me rebalsaba me daba asco…lo quería ver no se que iba a hacer, sentía que me iba hundiendo poco a poco, pero me dije que tenia que estar tranquila y tenia que pensar en el bebe, quererlo, cuidarlo, quizás esto es para bien me decía mi madre. Yo solo lloraba pero había una posibilidad de que fuera cierto me arriesgue y tome la responsabilidad de tenerlo.

Sus ojos me miraban y me decían quiéreme mucho y en unos años mas te dejare, eran sus ojos que me miraban fijamente para decirme que él iba a ser igual, no había llamado ni un día desde que se fue, oí por ahí que estaba con otra pareja. Sus manos tan pequeñas tan finas, agarraban un solo dedo mío, tan pequeño tan indefenso, me miraba con esos ojos, no podía aguantar mas, trataba de reprimir este sentimiento una y otra vez, pero esos ojos me llamaban me decían te voy a dejar, tenia que hacerlo, no lo soportaba mas, lo odiaba y esa era la verdad lo odiaba porque se parecía a el, porque tenia parte de el y nunca lo iba a querer, pero aun trataba de aguantarme, respiraba profundo, cerré los ojos, volaba en mi interior sentía que viajaba que me besaban que me decían te quiero, todo era perfecto no quería abrir los ojos pero aun lo tenia que hacer y lo hice. Ahí estaba tendido en el suelo, mis manos ya lo había soltado tan pequeño era su cuello, estaba morado, pero su cara aun parecía viva, tenia que hacerlo, no me pude resistir, mis manos ya no estaban bajo mi mando funcionaban solas.

Aun estaba sentada en la cama, me sonrío a mi misma me siento aliviada como uno se siente justo después de que le a pasado algo hermoso, veo mis manos hermosas con mas gracia que nunca, pequeñas gotas rojas aun quedan en ellas pero son parte de la hermosura de la pintura, esperaba la respuesta de él. Sonó el timbre era mi turno de salir, de dejar este estado de nirvana en que estaba, grite saque todo lo que estaba acumulado en mi grite estalle grite tan fuerte que sentía que los vidrios quejian, trataba de escapar del instante del mundo, de todo, me elevaba, lo veía a él tan pequeño cortado en pedacitos, su sangre corría por mis manos la sangre de él.
En la puerta de su casa lo deje para que viera la hermosura que había hecho con su propia sangre, Manuel así se iba a llamar, seguí gritando no paraba mi aliento no acababa. Sus ojos me miraban aun, pero no importaba ya no estaba, veía los ojos de él, veía la escena en el colectivo, luego veía la sangre de ese pequeño bebe o mejor dicho monstruo. Pero ya se había ido ya lo elimine y me siento feliz. Aunque sé que me esperan abajo para no volver mas, no me importa. Me siento bien completa como la primera vez que lo vi.

Texto agregado el 27-01-2004, y leído por 186 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
27-01-2004 escalofriante. . . polkas
 
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