Debemos dejar de beber,
no estaré entre almohadas de plumas,
no me agrada estar desnuda frente a un clavel
prefiero ensuciarme en un fango,
escribirme en el cuello pesadillas,
o golpear con dos dedos sobre la mesa de madera podrida
debemos dejar de fumar,
el humo se queda en mis pestañas,
y tus patrañas se quedan en cada esquina mía
debemos dejar que las cucharas sueñen santas,
que la puerta suene temblorosa,
y te acuestes,
sobre mi pecho,
dejando a mis clavículas hacerse polvo,
y tú, inhalando,
cortando mi vientre,
en pedacitos…muchos pedacitos
esa es nuestra adicción
debemos dejar los hoyos de las sonrisas,
que se pudran y se hagan gas,
debemos dejar la cafeína,
que destiña en tu demencia salada,
y que la corten en pedacitos,
mil pedacitos, y más pedacitos,
para luego guardarlos en mi ombligo
debemos dejar de jugar a ser lujuria,
a ahorcarnos con las sábanas en un orgasmo asesino,
dejaremos a nuestros dedos en la plancha,
mi pelo en la secadora,
y sólo “yo” estaré trepando al sol,
me calcinaré antes que tu ardas en mi cama junto a mi brasier
debemos dejar de procurar,
de hacernos zanahorias,
de creer que estamos cerca,
-no, ahora no me toques-
debemos suponer que soy una libélula,
siempre me gustaron los insectos,
porque me dan asco
y tu serás una araña hembra,
será mejor así,
en pedacitos….dentro de ti
debemos dejar de beber cariño. |