Una caja enorme que me habla de vos... con el perfecto simulacro de tus palabras impresas; las fotos de años atrás... esas que nos muestran el correr del tiempo, en los que uno era todo menos aquello; un mechón de pelo trenzado... recuerdos subversivos y de pantalones oxford; servilletas de cafés; pasajes al cielo; piedras con magia; jabones de telos; cuadernos de poesía; rosas secas; envoltorios de regalos y de flores; cartas de encuentros, adioses y reencuentros.
Una caja enorme, con papeles y hojas; con fechas y dibujos... que nos grita lo que fuimos o quisimos ser, nuestros sueños perdidos entre la responsabilidad y la vorágine; una breve historia que nos muestra como éramos, cuando apenas comenzábamos a pensar con la peligrosa conciencia de lo que eso significa.
Y en esa caja estamos los dos... vos, con tus palabras inquietas por decir, yo, con mi patética lucha por guardarlas... y entre ambos el misterio y el triunfo... un abismo de ausencias y silencios... una llama eterna y el siempre.

Aún se abre la caja... y parece ayer cuando comenzamos a llenarla de nosotros, cuando inexpertos y mordaces creíamos poseer el fuego, el agua, la tierra... sin darnos cuenta que ellos nos tenían en sus manos.
Abro la caja, y el reflejo de mil recuerdos me invade: una piba atropellada de locura, que quería ganarse el amor de un chico impenetrable, que se debía todas las respuestas... resultado: dos personas idóneas para construir castillos de arena y luego preguntarse qué significado tiene el tiempo?
Una mujer que colecciona tristezas y enigmas, que se crea imbatibles facetas, que se suicida cada día que nace.
Un hombre que comete sedición contra su pensamiento, que descubre poesía entre sus sombras, que se busca cada día que muere.
Una pareja que incansable e inconmensurablemente se mata y se resucita, por el divino presagio de la nada o del todo, que los mantiene unidos.

Se abre la caja y se desprenden los felices y los no tan gratos momentos; los olores de cinco jóvenes años y de pétalos dormidos entre hojas.
Se abre la caja y salimos los dos, de la mano, como volando... escapando a la memoria maldita que nos lleva al pasado... salimos con heridas, con resabios de duelos y de luchas... pero salimos... no sabemos hacia donde, y quizá ni eso nos importe; lo único que vale es que es de la mano, aunque ello signifique levantar al otro con lo duro que sea su ahogo.
Y volamos... vos conmigo, y yo contigo... hasta la eternidad (si es que existe).
Nosotros con el mundo... o lo demás es mentira?