El sube a la micro rumbo a la universidad, con la fe y esperanza de que lo que hace lo hace por un bien superior.
Ella lo ve subir y lo ve hermoso, por que ella el día de hoy siente que las cosas van a cambiar.
El no la ve. Solo se sienta a su lado, con la certeza de que no vale la pena intentar ilusionarse con una chica tan linda, no vale la pena saber que tan linda es su sonrisa, ni sus ojos.
Ella ve a su alrededor y nota a toda la gente media dormida, bellos pero dormidos, dentro de un sueño del que pronto despertaran, lo sabe, tiene la certeza de que dentro de cada uno de los que están en ese microbús, existe una flor a punto de esplender.
El piensa en el futuro, se pregunta si algún día terminara por gustarle su carrera, piensa que si hubiera opción podría irse lejos olvidar ese amor que lo marco demasiado hondo, que le hizo toparse de frente con su miseria, y que le rompió el corazón.
Ella juega a sentirse amada, hoy no sacara el libro de su bolso, y no va a intentar evadirse con la música desde su reproductor mp3, hoy, hasta la música que pone el chofer es parte de este minuto que debe ser valorado en su real magnitud. Todo es parte de este magistral paisaje que es coronado por un día impecablemente azul en cielo y mar.
El mira el infinito del océano, se proyecta hacia una realidad lejana en donde el sabe que las cosas son distintas. Quizás otro día el hecho de cumplir con un rol en su familia, el de sustentador del futuro de sus hermanos, no hubiera sido una carga tan pesada, quizás otro día solo seria lo correcto, y desde esta premisa los acontecimientos se sucederían unos con otros en perfecto orden, y el encontraría en esto una razón real para vivir, mucho mas real que sueños locos de búsqueda y realización espiritual. Quizás otro día, por que hoy, en este día especialmente primaveral donde el sol irradia luces de mil colores que le dan al espacio cotidiano una dimensión mágica, las fronteras que se han dispuesto como su espacio de realización parecen demasiado estrechas. Mejor mirar el periódico.
Ella nota que el periódico que acaba de sacar su compañero de viaje trae un artículo que dice que un quince por ciento de los estudiantes universitarios, sufre de depresión en mayor a menor grado, y que un tres por ciento ha intentado suicidarse. Entonces mira hacia atrás y recuerda el día en que conoció a aquella mujer, y de cómo se sentía en esos días, de lo mal que lo paso después de salir del colegio y no quedar en la universidad, del dolor de ella por el dolor de su madre de no poder pagar una educación superior. Recordó también como de un día para otro las cosas empezaron a cambiar, desde esa noche que entre insomnio y sollozos secretos, encontró una pequeña luz que fue el impulso para tomar la decisión de no rendirse y hacer lo que fuera necesario para cumplir con su sueño de estudiar arte, el primer paso para luego encontrar a la maestra que le mostró que aquella luz que le hizo creer que las cosas pueden ser posibles es una fuente inagotable de amor y sabiduría, y que se puede vivir siempre dentro de ella.
Para el la media hora que demora la micro para hacer el recorrido desde su casa hasta la facultad es demasiado corto, y a veces le gustaría pasar de largo, hasta la facultad de arte de otra universidad que esta en la misma ruta pero dos kilómetros mas adelante, piensa en lo bello que hubiera sido jugársela y haber elegido la carrera que dentro de su corazón el deseaba estudiar, y desarrollarse, aunque quizás no ganara mucho, lo que para el no hubiera sido problema, sin embargo el sentimiento de responsabilidad, culpa, o lo que fuese, le hacia sentir que el sacrificio es necesario. Una carrera con más proyección económica a la larga podría ser mucho más beneficiosa para todos que vivir de la música.
Ella ve desde su asiento a la virgen negra, que esta en su gruta a la orilla del camino, y un sentimiento de gratitud la embarga, ve en ella más que un símbolo católico, el símbolo universal de la Diosa.
El ve la imagen de la virgen y solo espera que lo ayude a encontrar la magia que siente ha perdido. La noche anterior estuvo hasta altas horas sin poder dormir como si el terminar ese día y no hacer algo con ese sentimiento de angustia hubiera sido de vida o muerte. Busco dentro de si las palabras, se conecto con su miseria depositándola en papel para luego quemarla y junto con las cenizas renacer. El la ve ojear su diario y se lo ofrece.
Ella le sonríe y le dice que en realidad solo lo estaba mirando. El queda hipnotizado por esos ojos y le pregunta su nombre. Ella le responde y luego de preguntar su nombre, siguieron hablando de cualquier cosa, de donde estudian, donde viven, cualquier excusa para seguir viéndose a través de sus ojos.
Se bajaron juntos, y el periódico quedo en el asiento donde otro pasajero lo tomo y siguió leyendo el articulo sobre la depresión en estudiantes universitarios.
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