"A Rosa, Rosalía, mi abuela, por ser mi heroina. Siempre en mi corazón."
Recuerdos pasados que se concentran en el sueño hasta no dejarnos dormir...
Ya sólo doy bostezos que no terminan, y me cansan tanto por ser imposibles de evitar.
Ante las horas me derrumbo, y durante unos minutos conquisto el deleite y te imagino cómo tres años atrás...
Fijo, tenso, con la mirada navegante, deshecha y desilusionada.
Necesito dejar que cimbre el suelo,y es entonces, cuando la ternura mezclada con el llanto se acerca sigilosamente a mis manos, a las suyas... A la de las dos.
Y yo trato de llamarla por su nombre. Y me pierdo...
Leve roce, piel con piel. Un susurro, que se desvanece... "Buenas noches mi niña..." Un pensamiento de por vida... "Te quiero princesita"... Encontrado... "Yo también te quiero, yaya".
Amarillenta noche gris de mi vida sin ti.
Rememorando viejos sentimientos de fracaso instantáneo.
Te veo, te siento, te pienso, pero tu ya no sigues a mi lado.
Una piel arrugada con el paso de los años.
Miles de sentimientos. Amor, cariño, ternura, sinceridad... Mi heroina.
Ella que todo lo hizo por mí. Capaz de devolverme mil gestos de complicidad...
Todos esos besos sin fundamento pero con ese cariño que nadie más me sabía regalar... Tantos y tantos abrazos especiales que jamás sabré olvidar.
Y esa voz, que aún hoy retumba en mi cabeza y que tanto cariño me ha aportado... Tantos buenos consejos que me ha dado.
Y esa mirada tan profunda, tan sincera, tan sabia y experimentada, que daban a mi vida un trocito de eternidad.
Y esos gestos que gritan, vuelvo a sentir el fluir de sus años, hace de la nada un todo incalculable y transparente.
Y esas miles de lágrimas derramadas, dolor y alegría... Toda esa vida a mi alcance.
Sin embargo, esa triste madrugada... Un susurro, una lágrima y esa dulce vida despechada.
El corazón se le quiebra, las lágrimas se me amontonan y mis errores, esa vida que ayer creó para mí, seguirán sucediendo.
Silencio que la estocada final es cantar al viento los pequeños tesoros que jamás desaparecerán de nuestros corazones.
A mi yaya.
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