¿Qué te pasa Bertrand?
Que ¿qué me pasa?, ¿ no te das cuenta lo que están haciendo conmigo, con mi memoria, con mi nombre, con mi recuerdo…no fui yo acaso, un aporte para el mundo de la ciencia, y la filosofía?
Sí, es verdad, tienes razón pero… ¿ quienes son ellos?
Que sé yo, empresarios, especuladores; pero según ellos profesionales de la educación …¡son unos ladrones, eso es lo que son!.
Recién comenzaba el año escolar y el trabajar resultaba imperativo. Pero por tan miserable sueldo ¿valdrá la pena? En fin, que más da peor es mascar la hucha.
Era la reflexión de un profesor necesitado de trabajo y de dinero y porque no decirlo la reflexión y la necesidad de muchos.
Ya en el colegio y en pleno ajetreo pedagógico, se escucha el discurso, del jefe de la unidad técnico pedagógica, del inspector general, del orientador, del profesor jefe del primero medio, del profesor jefe del segundo medio, del profesor jefe del tercero medio, del profesor jefe del cuarto año medio, del portero…
Pero como, tantos discursos.
No, no se asusten es sólo un discurso, sucede que una sola persona ostentaba tan altos y dignos cargos.
No dejaba de ser extraña la situación, el colegio parecía ser muy sui generis: sin profesores jefes, evaluación bimestral; dos promedios por semestre…
¿ no será mucho?
A honorario 6000 la hora…
¿no será poco?
En fin, las cosas están claras y no queda otra que asumir y trabajar
Mira Bertrand, pero que bien, que nivel de organización, te das cuenta, lo mucho que trabaja ese profesor y que poder de oratoria que tiene, todos los profesores se ven plenamente convencidos y comprometidos… todos reman para un mismo lado.
Si, se ve todo muy bien, pero no se ve todo, hay algo oculto
Y ¿cómo lo sabes?
Lo presiento: la conciencia, la inteligencia, la ética se juntaron y…
Eso es fantástico.
Sí, pero moriré.
Las clases comenzaron y cada profesor pretendía entregar lo mejor de si para cumplir con los objetivos de la educación, cumplir con la misión y la visión del colegio y cumplir con el proyecto educativo. Lo más chistoso de todo, es que en el colegio, esto no existía.
Los alumnos: diez, siete, trece, dos, uno por curso, parecían no tener más lenguaje que las groserías y las faltas de respeto.
Del estudio ni hablar, la capacidad intelectual apenas les alcanzaba para carpetas bajadas de Internet y para copiar de la pizarra. Tanto es así, que para que la letra O les saliera redonda algunos alumnos usaban un vaso.
¿Cómo te fue?, era la pregunta obligada después de cada clase, y los rostros de decepción, las quejas y el desencanto, eran la tónica.
Estos cabros y estas cabras no saben nada, son una manga de picantes, groseros, atrevidos, ordinarios, estúpidos, imbéciles, idiotas no hacen nada son unos…
Se dan cuenta como desperdicia la juventud su inteligencia.
Oye, no generalices no todos los jóvenes son iguales.
Si, tienes razón, hablo sólo de esos jóvenes y sabes lo peor de todo es que llevan mi nombre, mírales la insignia, mírales el buzo…
Tu ¿ crees que les importa?
Que les va a importar si son una manga de imbéciles, estúpidas, ni siquiera saben leer, ni sumar, ni restar; además, son arrogantes creen que saben, pero en realidad no sabe nada.
Vaya Bertrand que estás socrático.
Definitivamente, estos jóvenes ni siquiera sospechan lo importante que fui para la humanidad.
Vamos Bertrand no te mandes las partes.
Sí, pero es que tampoco es para que mi nombre ande por el suelo.
¿Cómo te fue? era otra vez, la pregunta obligada y los rostros de alegría y satisfacción afloraban, aparecía el orgullo de ser maestro, de ser educador.
Excelente, sabes, los tuve toda la clase sentados y escribieron todo lo que les copie en la pizarra, así que les puse un siete y los anote en el libro: “alumno que permanece sentado durante la clase”.
Mira Bertrand, ves como las cosas no estaban tan malas.
Esa es otra cosa que me indigna.
¿Qué cosa?
La estupidez y la ceguera de algunos profesores, tan poco rigurosos en sus evaluaciones y te lo digo como científico, ellos le alimentan la flojera a estos jóvenes, pero sabes le están haciendo un muy flaco favor y tarde o temprano se van a dar cuenta. Bueno eso lo digo por algunos, porque otros son definitivamente estúpidos.
Y ¿ los profesores?
En verdad no los entiendo, educar es algo tan hermoso y no entiendo que estos jóvenes no quieran ser educados, que no les interese verdaderamente aprender, que crean que sus opiniones son verdaderas, cuando todos bien sabemos, lo que el terreno de la opinión representa.
Yo renuncio, esto, no da para más, esta situación es absolutamente insoportable, yo no estoy para esto.
Sí, yo también me voy, trabajo este mes y chao. Definitivamente no se puede; para hacerles clases, hay que hacer medio escándalo, estuve peleando con ellos, no traen materiales, se demoran como un mes en contestar una pregunta, llegan y salen de la sala, son insolentes, hacen lo que quieren y nadie les dice nada, nunca pasa nada, ningún reto, ninguna reconvención, ninguna sanción, cero respeto, cero principio de autoridad, cero disciplina, en definitiva cero.
Una mañana, los alumnos se disponían entrar a clases a las 8 30 como era característico, de pronto:
“Joven, usted adonde va”
“Voy a clases”
“Y con qué plata, ¿no sabe que usted debe pagar la mensualidad?, queda suspendido, no puede ingresar al colegio hasta que pague. ¡Que se ha creído!. ¡Que aquí las cosas funcionan al lote!, no pues jovencito este es un colegio de respeto, aquí existe la disciplina, me entendió”.
Después de avisada la renuncia, comenzó a reinar una cierta intranquilidad en las autoridades del colegio, se reunió toda la plana directiva: la directora, el inspector general, el jefe de la unidad técnico pedagógica y todos los profesores jefes… en total dos personas.
Sr. White Sr. White tenemos que hacer algo, se nos van dos profesores, nos van a dejar un tremendo forado.
Bueno, de alguna manera nos arreglamos
Sí, pero ¿cómo lo hacemos?
Bueno, yo tengo pensada la solución, podemos hacer un sorteo, colocamos la asignatura y el nombre de los profesores y el que salga sorteado asume las horas.
Pero que bien Sr. White, usted me está proponiendo un concurso.
En medio de esta reunión golpean a la puerta.
Sí, ¿quién es?
Permiso.
Adelante profesor ¿qué quiere?
Bueno, les quería decir que aquí les traigo la solución a su problema.
O pero que bien, excelente, entonces quedamos en eso y así los alumnos no pierden clases.
Termina la reunión y en el colegio todo giraba sobre ruedas, era como miel sobre hojuelas.
Oye Bertrand ¡se van dos!, ¡se van dos!
¿Dos? ¿de qué me hablas?
Se van dos profesores.
Ves, ellos me conocen.
Si y ¿tu crees que lo hacen por ti?
Bueno, uno nunca sabe, pero es buen signo ojalá que esto sirva para que las cosas se aclaren y mi nombre se limpie de todo lo mancillado que lo tienen.
La decisión, ya estaba tomada y había llegado el día del pago primero fue ella y luego él, ambos recibieron la misma respuesta “ no le podemos pagar, porque usted no presentó la carta renuncia y el contador tiene que…”
La explicación, además de ser estúpida, estaba de más.
Los sueldos estaban retenidos.
Me da pena
¿Qué te da pena?
Es que a esos profesores les están robando, no les quieren pagar el mes de trabajo legítimamente trabajado ¿cómo es posible que exista gente así? Y lo que más lamento, es que el colegio lleva mi nombre.
Era día del alumno y mientras en el colegio celebraban con jolgorio y algarabía, estos consecuentes profesores iniciaban su recorrido por todas las instancias legales en busca de justicia: la inspección del trabajo y la provincial de educación, en verdad ya no era sólo el sueldo… era la dignidad del profesorado y del trabajador lo que estaba en juego, y así a modo de juego quedaba establecido el sindicato, con ella como presidenta.
Todas las irregularidades fueron denunciadas y el compromiso de la inspección del trabajo y de la provincial fue ir a fiscalizar el colegio.
Ella en su calidad de presidenta del sindicato, intenta ganar adeptos, contar con el apoyo del resto de los colegas que también estaban involucrados en el problema, pero la respuesta de ellos, de los que supuestamente eran confiables, la dejó totalmente decepcionada y desencantada; con gente así, verdaderamente es muy difícil que triunfen las causas de los trabajadores y que no se cometan atropellos.
Ves, van a fiscalizar el colegio.
Y ¿eso que quiere decir?, ¿lo cerraran?.
Buenos días señor, somos de la inspección del trabajo.
Y nosotros, somos de la provincial, hemos venido a supervisar, queremos saber como está funcionando este colegio.
Pero como no señores, adelante, pasen a ver nuestras instalaciones, aquí tenemos educación personalizada.
Que bien, eso quiere decir que se preocupan de cada alumno.
No, eso quiere decir que los alumnos escuchan personal estéreo.
Y ¿ cuántos alumnos son por curso?
Son pocos, con decirle, que un curso tiene un alumno; ese niño, salió elegido como mejor compañero, con un voto, el de él.
¿El libro de asistencia?
No tenemos, es que nos conocemos, por tanto no es necesario.
¿Los profesores jefes de la enseñanza media?
Somos nosotros.
Y ¿Los profesores jefes de la enseñanza básica?
Somos nosotras.
Y ¿Los contratos de los profesores?
Eso, está en tramite por allá por el dos mil quince, dos mil veinte a más tardar, los tendremos sin falta, se lo garantizo.
Después de haber visto y anotado todos los antecedentes, llegó la sentencia: el colegio se cierra.
¿Escuchaste eso?, se cierra el colegio.
Sí, pero están clausurando mi nombre, es mi muerte.
Sí, pero alégrate, la verdad es que con un colegio así, te hacen un muy flaco favor, no son dignos de ti.
El ambiente en el colegio estaba sumamente alterado, todos nerviosos corriendo de un lado para otro, sin saber que hacer.
Sr. White Sr. White: haga algo, impídalo, como se les ocurre, vándalos, si mi papa siempre me decía, que no confiara en las personas, vándalos terroristas ¿por qué no dejan que los niños estudien? Si cierran el colegio ¿Donde estudiaran los niños?. No nos pueden hacer esto. Estamos acordes con la ley.
Un grito desgarrador, estremeció al colegio.
Bertrand ¿escuchaste?
Sí, ya escuche el colegio se cierra… voy a conversar con ella, esa mujer me va a escuchar.
De pronto un relámpago y una gran luz iluminaron todo el colegio
Pepe pe pero, ¿quien eres tu?…¡Sr. White Sr. White un fantasma échelo de aquí!
¡Un fan fan fantasma! ¡mamaaá! nosotros nos vamos de aquí
¿Quienes?
Todos, yo, el orientador, el jefe de la unidad técnico pedagógica, el inspector general y los profesores de la enseñanza media.
El portero que se quede.
No, él también se va conmigo.
Tú eres una mal educada ¿cómo se te ocurre faltarme el respeto de esa forma?, ¿Acaso no sabes quien fui yo? ¿No sabes de mi gran aporte a la humanidad y a la cultura y las ciencias y la filosofía?
¿Quien eres tu?
Ves, ni siquiera me conoces y usas mi nombre, mal usas mi nombre para tu beneficio personal, sólo pretendes llenar tu cartera, cobrando una mensualidad excesivamente alta, aprovechándote de la estupidez de los padres de estos jóvenes, que en verdad pareciera ser no tienen más opciones, y pagando sueldos excesivamente bajos, aprovechándote de la necesidad de los profesores ¿ no sabes acaso que los profesionales de la educación requieren de un contrato, tener previsión, salud y otros beneficios contemplado en la ley?
No, a ti no te interesa la educación ¿ no te das cuenta que algunos de tus alumnos requieren de un tratamiento especial, no te da cuenta que tienen carencias afectivas, déficit atencional. Que algunos no califican para el curso en el que están que no saben leer y que no comprenden lo que leen? Y ¿los problemas psiquiátricos que tienen? ¿la drogadicción el alcoholismo la delincuencia, la prostitución? ¿te das cuenta? … Que cuenta te vas a dar, si parece que tú estás peor que ellos; la ciega, la deficiente, la loca… eres tú, tu ambición, te enceguece ¿qué pretendes con no pagar el sueldo a dos profesores? ¿ te vas a arruinar acaso? ¿Nunca te dijeron que el sueldo no se retiene por ningún motivo? De verdad que me das pena y lamento que mi nombre lo hayas usado de una manera tan baja y tan ruin.
Un silencio sepulcral, invadió el colegio, sólo se había escuchado esta voz, nadie se atrevió a decir nada, ni los alumnos, tan dados a hablar impertinentemente, pronunciaron palabra. Algunos a punto de llorar, con rabia contenida, se sentían también como víctimas.
Y ¿cómo te fue? te veo mal.
Sí, le dije unas cuantas verdades… se me olvido decirle que como se le ocurría darle asignaturas a personas de otra totalmente distinta.
Vamos, déjalo ya es suficiente y ¿qué pasará con el colegio?
El colegio se cierra…es mi muerte.
¿Estás triste?.
Sí, pero estoy liberado.
Oye y ¿qué pasara ahora con esos profesores?
Por lo pronto, le pagaran con creces, todo lo que les deben, lo que en justicia les corresponde.
Y, a los otros
A los otros… no.
Te veo más tranquilo Bertrand
Sí, la verdad es que me siento liberado… y sabes les iré a agradecer personalmente a los profesores que me ayudaron.
De pronto, mientras ella pintaba, escuchó una voz que decía: profesora, profesora:...gracias.
Gracias, por qué respondió ella, un tanto sorprendida, mientras seguía pintando.
Gracias, por haber presidido el sindicato fue una labor muy loable
Y en unos días después: profesor
¿Quien es?
Soy yo…Bertrand.
Disculpa, no te había reconocido
No, no se preocupe sólo quería decirle algo, antes que termine el cuento.
El profesor, dejó de escribir y escuchó una voz que le decía: Gracias…
fin |