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Hoy otra vez volvi a pasar por alli, mis ojos se inundaron con el llanto melancolico del recuerdo de aquella epoca en donde junto con las golondrinas y las mariposas cantabamos y jugabamos alegres al ritmo del viento y al compas del trinar de los turpiales. Recuerdo como suavemente el rocio de la mañana besaba las flores del campo haciendolas sonreir de alegria y con esto abrir sus hermosos petalos y esparcir ese olor a vida que se respiraba cada mañana. Nuevamente al pasar por alli observe que las ventanas estaban desprendiendose producto del olvido, recuerdo que cada noche en navidad yo me asomaba en aquella ventana a observar como se esparcia la luz de las bengalas en el cielo y como se regaba ese olor fuerte de la polvora que hacia soñar a todos los niños del pueblo. Que fantastico era mirar desde alli la caida del sol en los otoños y tambien mirar la lluvia que arreciaba contra el tejado del establo haciendo que los caballos corriera y brincaran de un lado para otro. El patio en donde jugabamos alegres todos mis hermanos y yo hoy se encuentra cubierto por escombros y ceniza, solo el recuerdo mudo de un caballito de madera tirado cerca al lavadero me hacia soñar y divagar en mi memoria. Mi lugar favorito para esconderme cuando jugabamos a las escondidas o cuando mi padre me iba a castigar era el establo alli corria despavorido y me hacia detras de los comederos de los caballos y alli me quedaba por horas y horas, hoy ya no hay nada solo el triste vacio y escombros por doquier.
Mi padre, un tipo como no habra ninguno en este mundo, tan dulce, tan tierno tan capaz de amar a sus hijos como a su vida misma y atreverse a entregarla por ellos, dia a dia salia de madrugada con su azadon de palo y trabajaba incansablemente hasta el atardecer y en las noches nos contaba alguna azaña maravillosa de su estadia en el ejercito de nuestro pais y alli se quedaba hasta que el ultimo de nosotros se quedara dormido. Pobre viejo murio tratando de sacar a Carlos mi hermano menor de la casa en llamas, lo traia en sus brazos y cuando se dio cuenta de que ya mi hermano no corria peligro lo solto suavemente en el suelo y se acosto boca arriba para poder morir, dice el doctor que fue un milagro que pudiera sacar a Carlitos ya que adentro de la casa no habia nada de oxigeno, yo no creo que fuera un milagro creo que eso se llama amor. Mi madre pobrecilla como lloraba desconsolada al ver a su amado sucumbir lentamente al abrazo de la muerte, sufrio mucho sacandonos adelante pero finalmente lo logro y cuando todos estabamos hechos unos hombres de bien decidio ir a encontrarse con mi padre. Ahora cada año mis hermanos y yo venimos a este lugar a recordar nustra infancia y añorar a nuestros viejos que de seguro nos vigilan y cuidan desde el cielo al igual que a nuestra vieja casona del olvido. |
Texto agregado el 27-01-2004, y leído por 205
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