Como cada mañana, Liz se dirigía a la escuela preparatoria la cual le quedaba a una hora de camino aproximadamente. Por la mañana, cuando salía de casa, el sol aún no daba señales de aparecer y menos cuando el otoño estaba por concluir, pero eso no le preocupaba pues sabia q Alex (así era como ella le llamaba) aparecería en cualquier momento y eso le daba seguridad, pues llevaban el mismo camino.
Alejandro era su vecino, recién se había graduado en Pedagogía y era profesor en una escuela secundaría muy cercana a la preparatoria ala q ella asistía. Aunque no convivían, el hecho de caminar juntos cada mañana hacia sus respectivas actividades, era un gran comienzo para la linda amistad que Liz soñaba entablar con Alex.
-Por ahora solo intercambiamos miradas y sonrisas- les contaba Liz a sus amigas – Pero un día de estos me animare y le hablaré, ya verán-
-¿Como piensas hacer eso? – le dijo Elsa su mejor amiga
-No lo se, pero algo se me ocurrirá-
Alejandro tenia apenas 22 años, era el menor de cuatro hermanos, dos mujeres y dos varones. Alfredo, su hermano mayor siempre había sido el dolor de cabeza de sus padres, le encantaban las parrandas, y eso de estudiar no le agradaba. Eso, molestaba más aun a sus padres, pues el resto de sus hijos tenían una profesión, pero a Alfredo eso no le importaba, él, se sentía bien trabajando en lo que pudiera, y cada fin de semana era parranda segura.
Alex en cambio siempre fue un chico muy tranquilo y bien portado, muy dedicado al estudio, muy amiguero eso sí, y a diferencia de Alfredo las parrandas no eran muy de su agrado.
Una mañana estando ambos en la parada del autobús, Liz se animó a hablarle y para iniciar una plática le pregunto:
-¿Me podrías dar la hora?- dijo Liz
-Las 6:20- respondió Alex
-Gracias- contesto Liz
-¿Ya se nos hizo tarde verdad?-pregunto ahora Alex
-Si un poco- dijo Liz sintiendo una gran emoción por la respuesta de Alex, pero fue imposible continuar la charla pues en ese preciso momento llego el autobús y no había dos asientos para sentarse juntos.
Ese intercambio de palabras fue el motivo para que el fin de semana Liz estuviera feliz y se había jurado que el lunes sería el gran día. Por fin estaba decidida a entablar una larga conversación con Alex, una que durara al menos todo el camino, y estaba segura que él no la dejaría hablando sola. El solo hecho de pensar en ese momento la entusiasmaba realmente aunque también la ponía nerviosa.
El fin de semana le pareció eterno, pero por fin el tan esperado lunes llego, muy temprano estaba lista, se puso linda para que Alex la viera así, pero esa mañana él no apareció, y aunque ella caminaba lentamente para que él la pudiera alcanzarla en caso que se hubiera retrazado, pero no apareció lo cual, le parecía extraño pues en los cuatro meses que llevaba el ciclo escolar, Alex siempre aparecía.
-pero de mañana no pasa- se decía Liz, dando por hecho que ala mañana siguiente él aparecería.
Al regreso de la escuela ella observó mucho movimiento en su calle, muchos autos, mucha gente, y eso era raro pues su calle se caracterizaba por ser muy tranquila.
Antes de entrar a su casa se encontró con Esther, otra de sus vecinas.
-¿Por que tanto movimiento en nuestra calle Esther?-
-¿No sabes lo que pasó?- Esther
-No, ¿que pasó?-Liz
-Alejandro, nuestro vecino, murió anoche-Esther
No podía creer lo que escuchaba, no quería creerlo
-Pero, ¿qué pasó? –pregunto Liz.
-Pues anoche Alfredo el hermano de Alejandro y sus amigos estaban alcoholizados, se empeñaron en ir a un bar a seguir la parranda, invitaron a Alejandro, él no quería pero termino aceptando al ver el estado en que se encontraban su hermano y el resto de sus amigos.
Estuvieron en ese bar Alfredo y sus amigos siguieron con los tragos pero Alex se abstuvo pues tenia que trabajar ala mañana siguiente.
Ya estaban por salir cuando se inició una riña en el bar, y ya ebrios la pelea se hizo general, al ver esto Alejandro sabia que su hermano y sus amigos participarían en esta y por lo tanto decidió que tenían que salir de ahí pero uno de los tipos que inicio la riña salió tras ellos disparándoles sin motivo aparente, todos corrieron hacia la parte trasera del bar, pero estaba oscuro y había muchos arbustos.
Alfredo a quien con el susto hasta la borrachera se la había quitado, corrió sin parar hasta q se percato que ni su hermano ni sus amigos corrían tras él, pensó en regresar a buscarlos al bar, pero creyó que lo más lógico es que ya se estuvieran en casa.
Al llegar, Alfredo busco a su hermano, pero no estaba en casa, ya era muy tarde, de madrugada, sus padres lo escucharon y no le quedo más remedio que contarles lo sucedido, y de inmediato fueron en busca de Alex.
Eran ya las tres de la mañana y no lo encontraban, eran casi las cinco cuando encontraron a Saúl y a Víctor, los amigos de Alfredo, ambos heridos y de inmediato los llevaron al hospital, pero Alex no aparecía por ningún lado.
Cuando eran casi las seis de la mañana por fin lo encontraron entre los arbustos, también herido de bala, estaba inconciente, lo trasladaron al hospital y fue atendido de inmediato pero los médicos no pudieron hacer nada y a las siete fue declarado muerto. Víctor y Saúl estaban muy graves pero vivos finalmente.
Alfredo esta en shock desde que supo que su hermano murió.
Liz se quedo petrificada, helada, no podía creer lo que acababa de escuchar.
Corrió hacia su casa y hecho a llorar, sentía que el alma se le desgarraba de dolor.
-¿Por qué Alex?- gritaba, ¿por qué él y no Alfredo?
-¿Por que tenia que ir a ese lugar? ¿Por que tenia que morir?-. Su madre trataba de tranquilizarla pero ella no dejaba de llorar.
Le dolía el alma, le dolía el corazón y cuando estuvo más tranquila le confeso a su madre que Alex era su amor platónico. Liz no dejaba de decir:
-Si le hubiera hablado antes, seguro hubiéramos sido grandes amigos-
- Si le hubiera dicho que quería ser su amiga…
-Si le hubiera...
-El hubiera no existe- le contesto su madre- recuérdalo
-¿Pero por q él? Si era tan buen apersona-
No lo se hija no tengo una respuesta
Liz y su familia asistieron al sepelio, fue un momento inmensamente triste y doloroso, los padres y hermanos de Alex estaban desconsolados.
Después de ese suceso, cada mañana cuando Liz salía a la escuela siempre pensaba en Alex y desde su calle ella podía observar el cementerio donde estaba sepultado miraba hacia el lugar lo saludaba y le decía: hora de irnos Alex. Por que aunque ya no estaba físicamente, en su mente yen su corazón siempre estaría presente
A partir de esa experiencia a Liz le quedo muy claro q el hubiera no existe, que hay que cosas que tienes que hacer en el momento por que nadie sabe si tendrá un mañana.
Desde entonces si le nace decir un te quiero lo hace, no importa para quien sea, pues ni siquiera sabe si ella misma tendrá un mañana.
Con todo el cariño que quedo guardado para Alex donde quiera que este.
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