Cementerio chino….
En el cementerio chino, el que colinda con la Habana vieja, allá, justo conocí a la muerte. Había decidido recorrer los cementerios de la ciudad, extraña costumbre que había heredado de mi padre, un viejo solo y melancólico, que se encontraba más a gusto con los muertos que con los vivos. Creo que en cierta forma yo pensaba como él. Quizás porque yo también era un hombre solo y melancólico.
La vi llorando, tirada encima de una lápida, me le acerque y le ofrecí un pañuelo que ella aceptó sin decir palabra alguna. No puedo dejar de decir que sentí cierto morbo que era extremadamente hermosa. Se secó las lágrimas, se ciñó el largo vestido negro pasando sus manos por el contorno de su cuerpo.
- me llamo Luciano, pero mis amigos me dicen luz.
- Angélica, mucho gusto y sonrió sutilmente.
Le invité a un café que aceptó sin mucho interés. Era una mujer muy extraña pero había algo en ella que me fascinaba. Me contó que iba al cementerio todos los días a visitar a su hermana llamada Vida. Me dijo que el único recuerdo que tenia de su hermana era los zapatos que vestía. Hoy que lo sé todo me causa mucha gracia saber que la muerte y la vida calzan los mismos zapatos. Después del café y la charla se despidió, me dijo que tenia otros asuntos que atender que sabía donde encontrarla si deseaba volverla a ver. Sí que deseaba verla nuevamente. Por primera vez me sentí acompañado, por primera vez sentí que no me invadía ese sentimiento de melancolía que habitualmente acompañaba a mi ser. Dormí poco. Esperé el día siguiente con incontroladas ansias. A primera hora fui al cementerio chino, ella me esperaba en la entrada. Corrí al encuentro y sin pensarlo la besé…
Un aliento frió me embriago rápidamente, mi corazón comenzó a palpitar con lentitud. ¿Seria angélica el ángel de la muerte? Esta fue ultima pregunta que registrara mi cerebro entes de caer pálido y frío al suelo.
Qué insensato, ella no me andaba buscando y yo le hallé! Sigo con la costumbre de siempre, recorriendo todo los cementerios de la cuidad… ando buscando a la vida, esa, la hermana de la muerte.
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