La luz del amanecer comenzó a mostrar el nuevo día. Para el confinado de la celda 11 en el *Pabellón de los Elegidos * (antesala de los sentenciados a la pena capital) fue el paso de la penumbra de la noche de vigilia a este su ultimo día.

Lo tenía decidido. Optaría por el fusilamiento.

Exactamente a las 8 entró el sargento y le preguntó si tenia la contestación sobre que sistema de ejecución prefería: la horca, el fusilamiento o la cámara de gas.

-Decidí ser fusilado - dijo el reo a media voz.
-Correcto, sea su voluntad! Contestó el carcelero y agregó: La ejecución se llevara a cabo a las 12 del mediodía; una hora antes lo pasaran a buscar. Es necesario que vista el pantalón y camisa que le entregaran hasta entonces. A las 10 recibirá su última comida, tiene alguna preferencia?
- Sí tengo - manifestó el sentenciado y le entregó al Oficial un pequeño papel. -Aquí detallé el menú que desearía recibir.

Quedó nuevamente acompañado por sus amigas de estos 22 últimos años: las cuatro paredes.

Tomó su cuaderno de notas y decidió escribir unas lineas a su hija, aunque dudaba que ella se dignara a recibirlas. El enojo unido al rencor seguro que seria más fuerte que la curiosidad.

Todo fue como se había establecido. Comió con gusto su plato preferido y recordó la última vez cuando se lo sirvieron en el restaurante del centro.

Se puso las ropas anaranjadas, color de los sentenciados, y fue encaminado hacia el patio trasero.

El pelotón de policías encargados de la tarea en cuestión, ya estaban alineados esperando la presa.

Los ojos del convicto fueron tapados y sus manos atadas echadas hacia atrás.

El hombre amarrado se arrodilló, elevó su cabeza y esperó sin moverse.

La orden fue enunciada en alta voz.

La noticia sobre la ejecución apareció en la sección policial del diario regional.

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@surenio