Acabo de leer el mensaje de Nóbel, la verdad es que me había olvidado de ese premio. En esta parte del camino se me hace agria la boca cuando veo a cientos de lectores buscando los libros del Nóbel de año. Eso ya pasó para mi, casi no voy a las librerías. Voy y paseo por los libreros viejos y si veo algo interesante como libros de la editorial Aguilar, Obras de Griegos, los compro. Acabo de comprar a Plutarco y a Diógenes, dos Biógrafos, entre cuatro libros que ya compré. Los voy a leer, se ven deliciosos.
También he conseguido un libro de Fresan, "A la velocidad de las cosas", un libro de cuentos muy interesante; a Kawabata, "Historias en la palma de una mano", algo tan especial como el mismo autor japonés; pero, Borges me atrae mas. Los dejé sobre mi escritorio, con un separador en la página en que me quedé, y continué con el Tercer tomo de Obras Completas de Borges, mientras miraba de reojo los cuatro tomos de Aguilar de Los Griegos, y ellos me miraban a mí, al menos eso empecé a sentir...
De pronto recordé a Macedonio Fernández, a Sócrates, a Pitágoras, etc., personajes que no deseaban ser editados por nadie pues creían que las letras iban a desmejorar la memoria de cada ser humano. Puede ser, pero es un paso hacia atrás, un volver a nuestra raíces, a escuchar al vecino, a uno mismo y ver que cada uno de nosotros es o no, una página llena o no, letras bailando al compás de un tono, signos de un libro eterno, o, del Diccionario Secreto de Dios. Puede ser, ¿no les parece?
Cerré los ojos un momento y decidí una vez más que todo es una maravilla galopante cuando puedes aun respirar en este nuevo y anciano instante de lluvias de existencias. Existencias que encierran eternidades imposibles de encasillar, pero sí apreciar como cuando vemos la cola de un cometa fugaz… O como ese perro que se escapó de casa por una hora y que la fue a perseguir la empleada que no conocía muy bien la casa donde trabajaba. Fue gracioso ver que quien se perdió fue la empleada y no el perro que guiado por su instinto, volvió a su hogar. ¿La empleada? Volvió a su casa, lejos, muy lejos del lugar a donde trabajaba, en fin, también volvió a su hogar...
San isidro, octubre de 2006
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