Un laberinto desierto,
en una plataforma sin dunas
ni formas que auscultar,
sin agua ni sed.
Así me mezo en mi soledad
con la brisa que trae hojas
de carmín oscuro.
Como mis ojos.

A veces…

Allá en el jardín,
la retama rema en mis lágrimas,
con sus varitas socorridas de la mano
ausente de mi madre.
Y mis húmeros reposan cansados
en los húmeros de mi padre,
ahí, en la herramienta huérfano de el.
Así es mi soledad familiar.
Sin hermana bulliciosa en casa.


¡Claro!
Enamorado también estoy.
De una mariposa que va al sur, al norte
y sin desfilar por el este ni el oeste,
llega a mis poesías cuando es de abril.
Mas en mi soledad no tengo musas
Ni recuerdos.
Así es mi soledad de pobre, pobre, pobre.