Habían pasado cerca de veinte minutos desde que las campanas de la iglesia tocaron su estrepitoso aviso de medianoche, el día había sido fatal así que decidí despedirme de mis amigos cuando la botella de aguardiente apenas llegaba a la mitad, Carlos y Juan se despidieron de mi un poco molestos porque esperaban que me quedara hablando de mujeres y negocios hasta quedar completamente ebrios como lo solíamos hacer cada quince días, pero aquella noche todo era diferente, la luna apenas dejaba ver su brillo escondida tras unas espesas nubes mientras que afuera todo estaba tan helado que daba la impresión de que el viento cortaba la piel; debido a que el camino era un poco largo y arriesgado decidí llevar conmigo una botella más de aguardiente ya que suponía que la iba a necesitar, las otras dos eran para mi padrino Raúl que debido a su edad no podía bajar hasta el pueblo a comprarlas; salí de aquel lugar y empecé a caminar lentamente ya que la oscuridad no permitía que me arriesgara a caminar mas aprisa, después de andar mas o menos quince minutos, mi mente estaba en blanco y solo podía recordar las canciones que había escuchado en el bar de don Felipe; así que quizá por deseo o excusa abrí mi mochila para tomar un trago; seguía caminando y no lograba entender si por culpa del alcohol o la niebla un miedo incesante me congelaba cada ves mas los huesos, estaba tan agitado que decidí descansar al borde de una piedra mientras fumaba un cigarrillo para tratar de espantar las almas, creo que mi mente me estaba jugando una mala pasada porque era la primera ves que ponía en practica los consejos de mi abuela, esto solo me sirvió para generar un poco mi confianza que junto con otro trago de licor se encargaron de mover mis piernas antes de que yo lo pensara, no puedo afirmarlo aunque supongo que había pasado cerca de una hora desde el momento en que me despedí de mis amigos así que deje de pensar e intenté caminar mas deprisa, sentía que todo mi cuerpo temblaba y el latido de mi corazón era tan fuerte que pensaba iba a estallar. Empecé a angustiarme hasta perder la cuenta y el control de los sorbos de licor que llevaba hasta mi boca, ya en el camino sentía cada ves mas cerca un ruido muy extraño e indescriptible que me hacia detener cada dos minutos; entre la oscuridad de aquel camino el sonido de un golpe hizo que mis nervios no resistieran mas así que corrí sin pensar que en ese instante mis ojos no me servían mucho en ese instante, tropecé y rodé por una de las sanjas que por ahí se abrían, no se si esto fue lo mejor que me pudo haber pasado ya que después de haber caído, un jeep paso a toda velocidad con las luces apagadas descubriendo así el sonido que minutos antes me había horrorizado, reí con tanta fuerza por mi ingenuidad mientras agradecía y pedía perdón a dios por haber dudado de su protección, al tratar de levantarme sentí que estaba cubierto por un liquido viscoso y tibio, después de pensar lo que podía ser me di cuenta que era sangre y lleno de pánico toque mi cuerpo de los pies a la cabeza tratando de reconocer si estaba herido pero me di cuenta que no me pertenecía así que salí de aquel sitio siguiendo una línea roja que se hacia cada ves mas grande, en el centro y debido a que la luna estaba en su punto máximo logre mirar una especie de cuerno cubierto de tierra y sangre, esta imagen hizo que mi cuerpo se estremeciera nuevamente ya que en mis pensamientos confusos únicamente podía estar el demonio, ya que las mujeres de mis vecinos siempre comentaban acerca de las historias de borrachos y espantos en ese mismo instante arroje el poco licor que me quedaba lo mas lejos que pude maldiciendo mi suerte y agarrando muy fuerte el machete que me acompañaba decidido a enfrentarme a lo que se me apareciera, la botella rodó un poco y mientras iba parando un sonido infernal lograba escucharse detrás de los matorrales; esperando mi muerte me acerque sin pensarlo dos veces, la luna parecía estar alumbrándome desde mi espalda así que al acercarme logre ver a un ser idéntico al que imaginaba cuando niño mientras escuchaba al loco de mi abuelo contando todas sus aventuras capturando demonios y rescatando almas, no resistí la impresión recibida y volví a correr esperando llegar pronto a casa, al llegar me di cuenta que había perdido la noción del tiempo ya que mi reloj marcaba las 5:25 am así que me despoje de todas mis prendas y me entregue profundamente al sueño que me ofrecía la seguridad de mi cama.
Desperté y camine directo para la cocina a preparar un café, pero desde que había salido de mi cama no podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior, en ese preciso instante tocaron la puerta, algo extrañado por la situación tome mis llaves y decidí abrir al instante, era el comandante de la policía que junto con un oficial empezaron a interrogarme por la muerte de Raúl, al estar sin palabras y por ser una de las pocas personas que Vivian por ese territorio fui inculpado de su muerte, no tenia idea de lo que había pasado únicamente quedaba la ropa manchada de la sangre de algún animal que nunca pudieron encontrar, han pasado cerca de 40 años y nada ha cambiado lo único que me queda es el recuerdo de aquel sueño que quizás antes fue una pesadilla.
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