Adoquines por donde
se cuela la mirada prohibida
que acuna el Tiempo.
Perfumes que no dejan irse ni volver
más allá de los pliegues que la duda
hilvana en los cordones.
( Pétrea es la memoria de la Historia )
Ajenos a toda tristeza preexistente
la impostura del árbol presiente al fruto
la desnudez se ofrece al rito de unas manos
y como si nada, porque no le pasa nada,
la vida redobla su apuesta cotidiana.