Luego de leer lo que he escrito temo que muchos hechos e historias he omitido, quizás sin querer, perdonadme no soy un escritor, tampoco pretendo serlo, solo soy un vampiro que escribe sus memorias tal como un anciano pronto a morir decide escribir su testamento. Espero y es el deseo de mi arruinado corazón que cumpliendo esta tarea pueda alcanzar algo de la paz que tanto anhelo. Disculpadme si os confundo, si vuelvo a contaros el mismo hecho una y otra vez, si me anclo en el pasado, o quizás en un salto sin aviso previo vuelvo a hechos más recientes, trataré de poner cuidado en ello, pero mis recuerdos asaltan continuamente mi cabeza, cabalgan hacia mí como furiosos jinetes ante una crucial batalla, así mismo entre ellos se confunden y destruyen como en una cruel lucha, así también con ellos se desquebraja mi alma.
Pero deseo contaros esta historia, ésta, nuestra historia de amor y de sangre, de como mataron a mi amada y a mi corazón junto a ella, de como perseguí a sus asesinos a través de los confines del mundo hasta vengar su muerte y depositar las cabezas de mis verdugos en la tumba de mi amada.
Dejadme contar lo que ya no existe, quizá en ello podéis encontrar la clave de vuestro propio misterio…

Airn me liberó justo una noche antes que los emisarios del Santo Oficio (de la Inquisición) llegasen de Madrid para iniciar el proceso en mi contra, pedido por mi propio superior el cardenal Jose Maria Arestegui, por mientras el ayuno y los flagelos iban a purificar mi cuerpo, y de cierta forma lo hicieron.
Estaba tan debilitado que fui incapaz de comprender toda la ceremonia realizada por Airn para mi conversión, una vez recuperado y sin ser conciente de los cambios que en mi ocurrían fui por última vez a ver a mis padres, los observé de lejos, despidiéndome en silencio con los ojos húmedos y rojos… fue la última vez que los ví con vida, décadas después supe que les habían dicho que había sido embarcado para algún reino español en América y allí había muerto. Todavía lamento el hecho de no poder hablarles esa noche, pero era imposible, nos buscaban celosamente y ya pronto debíamos huir…