¿Sabes a qué se me parecen tus veintinueve años Rithza? A un niño bajando tamarindos a pedradas. No sé porqué hace dos minutos me parecía una metáfora digna y respetable. Al tercer minuto ya me ha parecido estúpida. ¿Y sabes qué es lo que la hace estúpida? Que tus veintinueve años no sólo se me parecen al niño, o a sus ganas de clavarle el hambre a la pequeña semilla o a su buena puntería. Tus veintinueve se me parecen también al tamarindo, terriblemente ofendido con los acontecimientos, y dispuesto a esquivar todo lo que quiere traérselo abajo. Que se joda el niño que a mi me gusta estar aquí. A eso se me parecen.

Tus pies cansados veintinueve veces y luego una mas, tus veintinueve corazones cruzando veintinueve calles que no querias cruzar. Tu sonrisa que se cansa convirtiéndose en un techito a dos aguas. Tu empesinarte en ser tú por sobre todas las cosas, no solo una, sino muchas veces. Veintinueve tigres. Veintinueve besos.

Me parece que desde un rincón Mafalda y Miguelito te mirán comerte un chupete mientras corres presurosa a dar clases en la universidad. ¿Recuerdas esa tira? “la vida no debería sacarlo a uno de la niñez sin antes conseguirle un buen espacio en la juventud” Dime Rithza. ¿Qué diablos les enseñas a tus alumnos si aún no terminas de comprenderlo todo? ¿Qué les dirás el día que alguno se atreva a preguntar sobre los exámenes que tú también reprobaste?

Cuando era chiquito yo pensaba que había algo asi como etapas. Esas que nos enseñaron en la escuela... niñez, adolescencia, jueventud, etcétera. Luego me di cuenta de que nada hacía sentido ¿ves?. A mi la adolescencia me vino recién a los veinte cuando me cayó como un yunque el amor y para entonces ya había sido adulto hacía años cuando tuve que quedarme quietecito viendo como mis papás se separaban.

Ahora a ti te ponen por delante este 2 y este 9. Este 9 que se ha hecho muy amigo del 3 que se viene. Y tú con tu carita de profesora quieres hacerte la valentona y a mi en cambio me dan mas ganas de cogerte de los brazos y darte vueltas en el aire. Tirarte sobre algodones de azúcar. Ir a los carros chocones. Hacerte olvidar de que alguna vez aprendiste que hay un verbo llamado amar e irnos a ver los caballeros del zoodiaco mientras tragamos todo lo que hay en la refrigeradora. Y finalmente echarnos a dormir sabiendo que tenemos una amistad de niñitos. De tamarindos y canicas. De correr y atrapar. De caernos al suelo y reírnos en vez de limpiarnos. De trepar los girasoles gigantes que inventas. De montar los dragones que amaestro. De, es medianoche en Rio pero aún son las nueve en Ecuador y aún no se termina tu cumpleaños. De aún te puedo dar un bonito regalo. De toma ábrelo. De Feliz cumpleaños pequeña. Te quiero mucho.