Con tristeza y de la mano de su padre llego Serafín a casa de Juana y Lala las primas que supuestamente por misericordia recibían a este en su casona, las pertenencias del muchacho cabían en apenas una pequeña bolsita de tela que aguantaba con fervor como si su vida dependiera de ella…
-Ah… ya veo que traes al niño, no te preocupes primo aquí estará bien cuidado, allá en cocina esta la bolsa de víveres que te pertenece esta semana… anda…
-Bueno prima, gracias por todo…
Con estas palabras se despidió el padre de Serafín, sin ni siquiera mirarlo, sin un beso sin una palabra de cariño, el quedo allí en medio de aquella sala enorme llena de libreros viejos y muebles de colores sobrios, pero lo peor eran los largos cortinones de color rojo sangre, a pesar de ser una casa de gente de dinero en vez de sentir alivio de estar allí, lo único que se salía por los ojos de Serafín era miedo…
-Que pasa chiquillo?... ven aquí…
-Se…Señora, yo quisiera…
Juana implacable e insensible lo interrumpió continuando con lo que tenía que decir sin ningún tipo de sentimiento en la voz y con la menor cantidad de articulaciones posibles…
-De ahora en adelante esta será la rutina…
- Seis de la mañana suena tu reloj, seis y media nuestro desayuno debe estar servido, cuando digo nuestro me refiero a mi hermana y a mi, tu podrás desayunar también desde luego… las sobras que queden de lo nuestro…
-Siete de la mañana además de limpiar lo del desayuno, también limpiaras el patio y el resto de la casa que tendrás que tener impecable de ahora en adelante, los martes te vas a hacer la larga línea del mercado para traer los víveres y los jueves en las horas de la mañana te daré clases, no puede vivir un analfabeto en la casa de una maestra, no?…
Serafín con un mutis de dolor en la cara callado escuchaba aquellas órdenes que sabía que se tenía que memorizar porque si no las consecuencias serian horribles, no podía fallarle a su familia….
El dolor lo mataba mientras que aquella maestra solterona continuaba con su despiadado monologo… con una vocecilla casi inaudible el se atrevió a decir…
-Señora yo necesito….ir al baño…por favor…
La petición de Serafín con su voz llena de miedo y tristeza no se oyó ni de casualidad, aquella mujer hablaba y hablaba… mientras los únicos testigos de aquel régimen militar que comenzaba Serafín eran los mudos lagrimones que de cuando en cuando dejaban escapar sus ojitos asustados…
-No llores, en esta casa hay que ser fuerte como yo!... anda al baño, que creías que no te había oído?...para la próxima esperas a que yo termine de hablar antes de abrir la boca, entendiste?... es cuestión de educación…
Mientras caminaba hacia el baño, Serafín trataba de entender si Juana era mala o buena o rara o difícil, ya vería con el tiempo… Una vez mas Serafín no entendía el porque de su existencia….
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