Mi semblante de infante
sonreía entre la aridez de
escarolas desvigorizadas.
Mi amigo de ocasos monótonos,
fue humildemente un hortelano
pericotillo pardo, que a las cinco
lanzaba a mi ventana, un silbido
de niño principiante.
…y muchas veces sin él,
al otro lado del carmen,
los niños intrigan con sus
bulliciosos juegos.
Y advirtiendo el ocaso carmín
Me pregunto:
¿Que estará haciendo Dios en el cielo?

Mi padre,
marchó con las esquirlas de su
soberbia trunca, a surcar las colinas
cansadas, muy cansadas,
llevando en la solapa de su rígida
Biblia, tres coquitas para saciar su hambre,
su cansancio y, su soledad.
Y quizás después irá enamorado,
ha asirle la mano indecente
a la montesina muchacha mala.
…Y con un efímero recuerdo al
Féretro de mi madre.
Me pregunto sin desden.
¿Qué estará haciendo Dios en el cielo?

Ahí, en mis momentáneos
Sueños de marinero;
Vuelvo a mi soledad,
y mi hambre se pregunta:
¿Qué estará haciendo Dios en el cielo?