Un aeroplano cayó del árbol más alto
al silencio más profundo

Estropeado cayó por el roce del alma contra estelas afiladas
de un abismo de aerolitos y heliplanos.

Solitario descendio.
Ausente de silencios, de lágrimas, de cenizas clavadas en las alas.

Ha caído silencioso un aeroplano.
Junto a mis sueños ha parido un resplandor
Arrimado yace el esqueleto de su travesía

Estropeado el aeroplano por la oxigenación del alma
Los bocetos de la vida estropeados
Estropeadas mis manos, mi garganta, mis recuerdos
El aliento enardecido estropeado por centellas humeantes del pasado.

Hoy recuerdo su caída.
Una estrella del asombro arrogante descendía
Golpeando la noche
el mar
las manos.


Dedicado a Vicente, antipoeta y mago
y a su altazor, azor fulminado por la altura.