El reflejo verde azulado del espejo dejó obnubilados a los gatos que quedaron por largo tiempo mirando la imagen de la chica, que desafiante, Narciso, los observaba directamente a las pupilas. El gran gusano, que sentado ante la mesa de la cocina terminaba su café, no entendía de dónde venía la precipitación, grito, el disparo, sus ahogos, el que todo estuviera gris, luego esos puntos de colores, luego compañeros cayendo paralelos a las líneas de las losetas del suelo como crucigramas sin horizontalidad. Gaviotas y su mala pronunciación. Desorientarse es sencillo si uno girando el cuello deja de mirar un punto fijo en el horizonte. Por eso hay que hacer cruces, mapas de piratas que señalen y no asesinen tesoros. Entonces los gatos como las ranas miran el espejo, entienden porque son lo mismo sólo que con distinta forma, no se trata únicamente de hablar el mismo idioma, hay lenguas muertas que se entienden hieráticamente en los muros. Animales sorprendidos porque su medio cambia vertiginosamente. Giro, ángulos imposibles como cascanueces que nos aprisionan en dimensiones planas. Laberintos de amplias avenidas con un cartel que reza –no corran, las esquinas resbalan a otros mundos-.
Para LaranadeShalott porque creo que algo de esto me lo ha provocado ella :-)
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