Río de mar
A Lucía
Seis años son muchos pero más son los días, y las horas ¡no se diga!
Algunos se marcharon, se fueron sin despedirse dejándonos solos; aunque otros quedemos para un tiempo más largo: dispersos, perdidos, olvidados.
Pocos habrán hallado su sueño, pero muchos permanecemos; estamos sin poder salir de esta rutina que, poco a poco, se cristaliza en pesadilla.
Hay cosas que pesan más que una cadena.
El mosco sigue bailando, el perro ladrando y el mundo girando.
El humo se desvanece sin dejar partícula alguna y sólo el polvo hace acto de presencia, lentamente.
Tal parece que el olvido es nuestro único recuerdo.
"Chorrea la tristeza por los muebles" y, sin embargo, el sol, tercamente, sigue entrando por la ventana.
Una canica tiende a caer en el hoyo, pero existe una pluma, llena de tinta, perdida en algún cajón.
"Y a fuerza de volar en vano", perseguimos la luz del pábilo incandescente de una vela, hasta sucumbir a causa de su fascinante ardor.
Sabemos que las cortinas son impulsadas por el viento, pero somos nosotros quienes, cobardemente, cerramos la ventana.
Sabemos que el agua puede llenarse de inmundicias y que un niño es capaz de llorar dentro de una vagina, pero somos nosotros quienes, tajantemente, huímos con una mentira.
La mosca siempre sobrevolará la mierda.
Y el cenicero sin cenizas no verá más renacer el ave.
(No somos lo que un día quisimos ser, pero tampoco somos como otros quisieron hacernos; por lo tanto, creo que vamos bien, siempre y cuando la búsqueda no llegue a un límite.
Dicen que a la noche se le han agotado las estrellas, pero eso es sólo una letanía que han inventado los otros. Yo sé de un lugar donde hay suficientes como para hacer un par de collar de perlas.)
No creas que hablo en vano, Utopía no es sólo una palabra; hay vientos que arrastran aurroras.
Por suerte, aún nos queda la Luna.
Universo que se expande, tiende a perderse. Universo que se contrae, tiende a anularse; entre estos dos males, prefiero perderme.
Reloj sin cuerda, que todavía marca las horas.
Como aquel Barón de los árboles que se confunde entre el follaje.
Mirada perdida que siempre llega a su destino.
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